El ladrillo, al final, es fácil de reconstruir, aunque sea del tipo barato empleado en muchas edificaciones relativamente nuevas en Lorca, donde el terremoto de la semana pasada dejó en evidencia a muchos constructores. Detrás de las fachadas de yeso y vidrio aparecieron, desnudas, paredes de ladrillo increíblemente delgadas y frágiles. Ya no se construye, ahora, como hace un siglo, cuando cualquier muro exterior tenía medio metro de grosor. Pero aunque su desmoronamiento en miles de edificios de Lorca fue aparatoso y, en algunos casos, mortal, esas fachadas endebles y baratas no entrañan ningún peligro estructural para el edificio y son fáciles de rehacer.

La mente humana es otra cosa, no está hecha de cemento ni piedra, y en este sentido los psicólogos de la ciudad murciana tienen por delante un trabajo más difícil y duradero que los albañiles. Estos días, con los habitantes regresando a sus barrios casi como extraterrestres desconfiados, se nota que el alcance del terremoto va mucho más allá de esos 5,1 grados en la escala de Richter y los 1.600 bloques de viviendas inhabitables. El miedo y la inseguridad predominan entre los vecinos.

EQUIPOS DE PSICOLOGOS Varios organismos han desplegado este fin de semana en Lorca equipos de psicólogos para intentar paliar las más que evidentes secuelas emocionales de los terribles temblores de tierra. El estrés postraumático será, según los expertos, uno de los problemas de salud más comunes en los próximos meses en la localidad murciana.

El servicio de seguridad y emergencias 112 de la región de Murcia ha creado una oficina de atención psicológica en el recinto ferial de Santa Quiteria, donde se encuentra el principal centro de operaciones de atención a afectados y el mayor campamento. El 112 colabora en el campamento con la oenegé Save the Children, que abrió en el recinto el Espacio Seguro para atender a niños de entre 3 y 12 años. Según la organización, los menores son "los más vulnerables en este tipo de emergencias". En un entorno lúdico y separados del resto del campamento, los chavales pueden jugar y expresarse participando en diferentes talleres, juegos y actividades deportivas que se llevan a cabo bajo la tutela de varios educadores.

Los lápices de colores también están presentes en la carpa que la Fundación Mapfre ha instalado en pleno centro de Lorca, donde acuden sobre todo familias con sus hijos. "Los pequeños son los que más difícilmente asimilan lo que ha pasado, porque no tenían ni idea de lo que es un terremoto", explica un responsable de la fundación. A Lorca se han desplazado también psicólogos de media España para atender las necesidades de los habitantes, muchos de los cuales no se atreven a regresar a sus casas.

Según Alfredo Ruiz, un psicólogo que atendió a familias después del terremoto de hace poco más de un año en Chile, la característica principal del estrés postraumático --que suele seguir al estado de alerta y la subida de adrenalina que se experimenta durante el desastre-- consiste en "volver a vivir el traumatismo, el terremoto en este caso. Aunque la persona no se lo proponga, en su imaginación revive continuamente el momento de la tragedia, con pensamientos y pesadillas". Para el psiquiatra Luis Rojas Marcos, lo importante es "dar un sentimiento de seguridad a las víctimas" para que salgan adelante en una situación con el tiempo, según declaró a la agencia Efe.