--Hace dos años que enseñan a cocinar a médicos en los centros de asistencia primaria. ¿Aprenden?

--Geles: Huy, sí. Ya hemos iniciado en la cocina a 3.000 médicos y enfermeras, y a cientos de farmacéuticos.

--¿Cuál es su método?

--Cristina: En nutrición, por muchas vueltas que le des, siempre llegas al acto de comer, al plato. Nosotras no hacemos teoría sin práctica. Todo lo que explicamos, lo cocinamos allí.

--En el mismo CAP.

--G.: Exacto. Llevamos todo lo necesario para cocinar: un microondas, un hornillo moderno a gas, cazuelas, sartenes, ensaladeras, cuchillos, tenedores, platos, y la comida que vamos a emplear. Ellos ponen la mesa.

--¿Cuál es su objetivo?

--G.: Enseñar a los médicos la unión entre nutrición y gastronomía. Que comprendan que si dan a los pacientes un papel que describe una dieta perfecta, nutricionalmente correcta, lo que harán es transgredirla, porque no tiene en cuenta sus gustos, cuánto tiempo dedican a cocinar y cómo es su familia. O sea, que se saltarán a la torera la dieta perfecta.

--Se supone que los médicos ya conocen las proporciones adecuadas de los alimentos más idóneos.

--G.: Los médicos han estudiado una asignatura de nutrición en toda su carrera, eso no es suficiente. No están preparados. Creo que nuestros cursos les sirven para darse cuenta de que saben poco. La nutrición es una disciplina muy nueva, que surgió con los vuelos de la NASA y en las unidades de cuidados intensivos. Ahí es donde el médico tiene que alimentar a unas personas que solo tomarán lo que él les de.

--¿Contienen errores las dietas que suelen dar los médicos?

--G.: Sí. Por ejemplo, eliminan los hidratos de carbono al poner a régimen a un paciente. Hay que comer pasta, arroz y legumbres. Millones de mujeres están eliminando esos alimentos por seguir una dieta que las mata de hambre. Otro error es beber poca agua. Y, el tercero, pensar que el aceite de oliva, como es sano, se puede tomar en barra libre. Es sano, pero engorda.

--¿Cuál es su filosofía culinaria?

--C.: Que el plato sea rápido de hacer y barato, que puedas encontrar todos los ingredientes en el súper, que no ensucie y que sirva tanto para el día a día como para un invitado. Y pensando en la salud. Es decir: cocina sana, fácil, rápida y resultona.

--¿Qué es prioritario: la presentación, el sabor o el factor saludable?

--C.: Yo diría: sano, sabroso y atractivo. Es más, si es bueno ya es atractivo. Sin esas tres cosas, no triunfas.

--¿Tratan enfermedades concretas?

--C.: Sin obsesionar. Por ejemplo, hacemos varios tipos de canelones para cardiópatas obesos. O macarrones para quien tiene colesterol alto.