Ana se siente demasiado bloqueada. Vive sola, es fuerte pero esta situación empieza a superarla. Hoy se ha levantado en torno a las diez y media, ha desayunado y se ha puesto a pasear en los seis metros cuadrados de su terraza que, en ocasiones, se le antoja una cárcel. Suerte que hace unos meses compró una cinta para hacer gimnasia pasiva y con ella mantiene en forma los 75 años que cumplirá mañana.

“Tengo la música puesta, no escucho las noticias porque no quiero entrar en un estado mental del que me sea complicado regresar. Solo utilizo internet para ver vídeos de psicología, ejercicios positivos y de control mental”, asegura desde su piso de Los Fratres. “Me salva mi terraza”.

Eran las nueve y media de la mañana cuando al portero automático de Ángel alguien llamaba. “Le traigo un paquete, pero debe decirme su DNI por aquí, en Correos nos han dado instrucciones muy estrictas y no pasamos de los buzones”, asegura una amable trabajadora del servicio postal.

Ángel aprovecha que María, su esposa, ayuda a los pequeños con los deberes que les han puesto desde la plataforma digital para bajar el pan. Entonces se percata del anuncio que ha realizado Juan Carlos Luna, dueño del establecimiento El Horno, en el número 4 de Antonio Hurtado: “Solo dispensaremos pan como alimento de primera necesidad, de 09.00 a 14.30. También repartimos a domicilio a través del teléfono 927217358”. En El Horno desinfectan diariamente con ozono. La labor que realiza el equipo formado también por Juani, Raquel, Sara y Sandra es encomiable.

Llueve en Cáceres y hay naves del polígono de Charca Musia que permanecen abiertas. Evitan las fotos. En la farmacia de San Francisco dispensan ya por el guardiero. Los clientes se llevan el paracetamol a puñados. “Obrigado”, dice la dependienta, que es portuguesa y brilla por su excelente educación. Ella también está al pie del cañón.

Mientras, en las redes, su video está arrasando. Mavi Blanco Meneses, cacereña, cocinera y corredora, ha sustituido sus habituales quedadas de running por sesiones de comba en su casa de La Mejostilla, donde permanece recluida junto a una de sus hijas de 22 años desde que el gobierno central declarara el estado de alarma por la pandemia del coronavirus.

“#YoMeQuedoEnCasa. Sustituyo la carrera por la comba. Esto lo superamos entre todos”, explica Mavi, criada en Llopis, corredora ejemplar, solidaria, y cocinera del restaurante El Gallo. “Mi jefe ha cerrado tanto el restaurante de la 630 como el de la autovía, solo abre la gasolinera, pero siempre se sirven los clientes, y el dependiente cobra con tarjeta, tal como marca el protocolo. Cuando salió el presidente de Gobierno anunciando las medidas a tomar en todo el país, dejamos de trabajar”.

Mavi es consciente de que hay que “detener esta crisis de la salud”. Explica que hoy es el primer día que permanece en casa. “Me he levantado sobre las nueve y media. He realizado las tareas domésticas y como no podía salir a correr he saltado a la comba. Me he puesto un vídeo orientativo para piernas y abdomen”.

Esta tarde se une a un skype familiar de hermanas y sobrinos, en el que participan alrededor de 15 personas. Ayer hizo la compra en el Aldi, ni más ni menos que lo habitual, porque prefiere guardar la calma. La comba, sin duda, le ayuda a mantener mente y alma en perfecta armonía. Su vídeo ya se ha hecho viral.