El viaje a Lourdes ha comenzado. Toda una aventura, cargada de ilusión y de esperanza, en la que se han embarcado un centenar de enfermos, acompañados por un grupo de 130 voluntarios, todos ellos residentes en los pueblos de la Diócesis de Coria-Cáceres. Para ello, un total de cinco autocares -4 de Cáceres y 1 de Coria- salieron el miércoles por la noche con dirección a tierras francesas para recorrer más de un millar de kilómetros rumbo a uno de los lugares sagrados que más devotos atrae en el mundo y que cada año recibe la visita de seis millones de peregrinos aproximadamente. Aquí fue donde, según la leyenda popular, se produjo una de las apariciones marianas más conocidas de la historia en el año 1858. Hoy junto a esa Gruta de las Revelaciones se alza un santuario y un lugar de peregrinación.

La presencia de extremeños también se hace notar año tras año y en estos días Extremadura vuelve a estar presente de la mano de un grupo de 230 extremeños que ayer por la mañana llegaron a tan ansiado y esperado destino para vivir una experiencia inolvidable. Como novedad, los participantes partieron el día antes desde dos lugares, uno ha tenido como escenario Cáceres y el otro Coria, con una única pretensión: encontrar un pedacito más de alivio y consuelo. El grupo de Coria contó con un participante de excepción, el Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, que acudió el miércoles por la noche a la calle Navalmoral, frente al colegio Sagrado Corazón, desde donde salió el autocar. Cerro bendijo el viaje y seguidamente se subió al autobús para partir hacia Lourdes. La salida quedó exenta de la tristeza que conlleva cualquier despedida gracias al grupo de Coros y Danzas de Puebla de Argeme, pedanía de Coria, que de forma desinteresada amenizó con música la despedida, según explicó ayer el párroco de San Ignacio de Coria y Vicario de la zona norte, Julián Carlos Pérez. El resto de compañeros salieron de la Estación de Autobuses de Cáceres. Allí la bendición la presidió el Consiliario de la Hospitalidad, Isaac Macarro.

Hasta el lunes, día de regreso, el centenar de enfermos tendrá la oportunidad de sentir un poquito más de cerca el mensaje de Lourdes y compartir su fe. En el grupo se encuentran los acogidos en las casas familiares de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca de Cáceres, los residentes de las Casas de la Misericordia de Alcuéscar y Pinofranqueado, así como los enfermos procedentes del Centro de Atención a Minusválidos Físicos (CAMF) de Alcuéscar y de otras instituciones. Entre los voluntarios, se encuentra un amplio equipo de personal sanitario que se costea su viaje y estancia y en estos días se entrega en cuerpo y alma a ayudar a todo aquel que lo necesite. También se cuenta con el apoyo de la Asociación DYA que colaborara con una ambulancia medicalizada y tres voluntarios.