Rocío S., tiene ahora 20 años. Desde hace cuatro padece una anorexia y una bulimia que, según su familia, le han deteriorado física y mentalmente hasta tal punto que temen por su vida. Para desespero de los suyos, se niega a seguir cualquier tratamiento médico para su enfermedad. Por este motivo, la familia lucha para que sea un tribunal quien la obligue a acudir a un hospital. Después de que una juez de Badalona denegara hace un año esta petición, la familia espera ahora con impaciencia la resolución de la Audiencia de Barcelona.

aría, la hermana mayor de la enferma (que es la más pequeña de cinco hermanos), recuerda que Rocío siempre "fue una chica normal, lo único que de pequeña era un poco regordita y ya se sabe que en el colegio los niños siempre se meten con los más gordos". Eso le provocó a la joven un creciente complejo, hasta que hace cuatro años Rocío cayó en el pozo de la anorexia y bulimia.

Desde entonces la vida de la familia se ha convertido en un calvario. "Nunca ha dejado que la ayudemos. Ha habido días en los que ha suplicado ayuda porque no quería morirse, pero poco después cambiaba totalmente de comportamiento y decía que no le pasaba nada", dice la hermana. Rocío, que mide 174 centímetros de altura, ha llegado a pesar 34 kilos. "Ultimamente ganó algo de peso, pero fue para camelarse a los médicos y hacer ver que no pasaba nada", explica María. La familia argumenta que ha intentado suicidarse en varias ocasiones, la última el pasado mes de diciembre cuando, dicen, ingirió lejía y se cortó las venas.

No quiere ayuda

Los que más la quieren lamentan que nunca ha dejado ayudarse. Ante su evidente deterioro y el desespero de la familia, ésta acudió a un juzgado de Badalona buscando una orden de internamiento en un centro médico donde asistan a la enferma. Para ello adjuntaron varios informes en los que se diagnostica que padece anorexia y bulimia y sufre "rasgos límite de personalidad". Se recomendaba su ingreso "por el riesgo vital" de la paciente.

Pese a estos antecedentes, hace casi un año una jueza denegó el internamiento "al no apreciar alteraciones o deficiencias físicas o psíquicas que impidan el gobierno de sí misma y ser mayor de edad". Angeles, otra de las hermanas, critica que la jueza "se basó en el informe de un forense que ni siquiera pesó a mi hermana. Ella le dijo que pesaba 48 kilos y que no le pasaba nada y el médico se lo creyó". "La jueza me dijo que comprendía que quisiera sacarse el problema de encima. ¿Es que no se da cuenta la justicia que lo que queremos es ayudarla?", clama María.