Patricia Ramírez, madre del niño Gabriel Cruz, justificó este jueves su petición para que se repita el juicio por el asesinato del menor al entender que la condena no ha estimado de manera suficiente la agravante de ensañamiento por parte de Ana Julia Quezada. "Mi hijo no murió de un golpecito y ya está. Sé cómo murió y si no tienen en cuenta esas pruebas que nos digan por qué, reclamó. Como madre necesito respuestas y porque es lo justo, y no se puede salir impune cuando uno se ensaña con un niño, dijo.

En una entrevista en Hoy por Hoy de la Cadena Ser, Ramírez reconoció que todavía no ha podido hacer el duelo, porque considera que la condena a prisión permanente revisable por asesinato con alevosía y por lesiones psíquicas y delitos contra la integridad moral no ha terminado de hacer justicia. Debería estar haciendo duelo y no pendiente de si se repite el juicio, lamentó rota de dolor.

La madre de Gabriel reconoció que mi objetivo final es que esto no pase más. Y no ocultó que además busca que, en caso de derogarse la prisión permanente revisable, la condena de Quezada sea la mayor posible, ya que con las agravantes actuales, en caso de desaparecer esa regulación, cumpliría 20 años de prisión. Serían menos años con alevosía que con alevosía y ensañamiento, dijo, concediendo a continuación que he estudiado todo lo que he podido. Necesitaba entender la ley para saber qué derechos tengo y cuáles no.

La sentencia ha sido recurrida por todas las partes personadas. La familia del pequeño, que contaba siete años cuando desapareció el 28 de febrero de 2018, solicita la nulidad del juicio y su repetición porque consideran que el jurado apreció la alevosía en el crimen, al ser un ataque sorpresivo y en un lugar aislado de una persona con la que convivía, pero no tuvo en cuenta las circunstancias en las que se produjo la muerte.

MALTRATO PREVIO

Así, la familia subraya que los peritos médicos que analizaron el informe de la autopsia confirmaron el maltrato previo a la muerte del niño, pese a que el jurado lo descartó por no tratarse de forenses ni haber visto el cuerpo. Y apuntan a una serie de lesiones que necesitan un tiempo para formarse y que no salen inmediatamente como argumento que corroboraría su tesis. He visto esas pruebas, los TAC, las lesiones y sé que mi hijo no murió de un golpecito, insistió.

En ese sentido, Ramírez se refirió al desarrollo del juicio, y se quejó de que, pese a que las sesiones más delicadas como el análisis forense se celebraron a puerta cerrada, se filtraron las pruebas periciales. ¿Qué necesidad hay de saber si mi hijo tenía más o menos hematomas?, lamentó, hay cosas que no tienen por qué verse y puede dañarse la imagen de mi hijo, eso duele horrores. Así, deslizó la posibilidad de que ese Pacto Ético que la familia impulsó para evitar que los medios de comunicación cayeran en el sensacionalismo con filtraciones que pudieran dañar la intimidad se generalice y se convierta en ley.

ACOSO Y PRESIÓN MEDIÁTICA

La madre del niño cargó también contra lo que considera las mentiras en torno al proceso, entre ellas que la defensa de Quezada le ofreciera un pacto antes del juicio. También que ella se encarase con la asesina al término de su declaración testifical. No obstante, y tras considerar que en general el tratamiento del juicio fue bueno, si reprochó que hubo cierto sentido del espectáculo en esa cobertura. Si a los compañeros de colegio de Gabriel les decimos que a la bruja la metemos en la cárcel y los niños la ven por la tele, se asustan, explicó. Ramírez apuntó que varios medios le han ofrecido dinero por hablar y que ha sufrido de acoso, lo que le ha llevado a cambiar de número de teléfono varias veces.