El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, inaugurará hoy una de las obras más emblemáticas del anterior Gobierno del PP, que ha convertido a Barajas en el aeropuerto con la mayor capacidad operativa de Europa a costa de una inversión multimillonaria. El Estado ha gastado en esta operación la astronómica cifra de 6.200 millones de euros, más del doble de lo presupuestado inicialmente y de lo que cuesta la reforma de El Prat.

Con la ampliación, Barajas suma dos pistas más a las dos actuales y una nueva terminal, la denominada T-4. Esta última duplica ella sola en superficie a las tres actuales. Equivale, en realidad, a otro aeropuerto, un Barajas-2 que, para complicar más las cosas a los pasajeros, se ha construido a unos seis kilómetros de las edificios actuales.

La obra responde perfectamente al concepto de España acuñado por los ejecutivos del partido conservador: la apuesta de Madrid como único punto de referencia económico y simbólico de la nación española "cueste lo que cueste". Y esta vez ha costado mucho.

Un mes después de tomar posesión como nueva ministra de Fomento, la socialista Magdalena Alvarez revisó los números heredados y descubrió que el sueño de su antecesor, Francisco Alvarez-Cascos, no iba a costar los 2.440 millones de euros que se decían sino 6.200. "Es el equivalente a la mitad del presupuesto de nuestro ministerio", lamentó. Y no se cortó a la hora de tildar la obra que ahora está bajo su responsabilidad de "desproporcionada" y "faraónica". Unos meses antes, el propio alcalde de Madrid, Alberto Ruiz- Gallardón, ya se había vanagloriado de que el aeropuerto de su ciudad iba a ser el "más grande y más caro de Europa".

PROTESTAS POR EL RUIDO Y es que en Barajas todo está hecho a gran escala. La distancia entre los dos extremos más alejados de las terminales, la de carga y la nueva T-4, es de 11 kilómetros. El objetivo era convertir el aeropuerto de la capital de España en una instalación que supere a los dos que hoy por hoy disponen de mayor capacidad operativa en Europa, el Charles De Gaulle (París) y Schiphol (Amsterdam), cuyo techo es de 108 y 106 llegadas y salidas a la hora, según el ente público AENA, que gestiona los aeropuertos españoles. El Gran Barajas podrá alcanzar las 120 operaciones, aunque no de modo inmediato. Para conseguirlo se deberá ampliar la plantilla de controladores aéreos, el principal cuello de botella del espacio aéreo español. Entonces, sólo Atlanta y Chicago quedarán por encima.