Cuando Benedicto XVI pronunció ayer en Sídney la palabra "Madrid", los jóvenes peregrinos españoles se levantaron de sus asientos al grito de "¡Que viva España!". Fue un anuncio con cierta intriga, en el que el Papa, al estilo de las ceremonias de entregas de premios, jugó con las emociones del auditorio. "Ha llegado el momento de decir adiós --declaró el Pontífice ante unas 300.000 personas--. Espero que nos veamos dentro de tres años...". Hubo un breve silencio. Entonces Joseph Ratzinger sonrió, alzó la vista del papel que llevaba, miró a los congregados y dijo: "La Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Madrid, España".

Aplausos, abrazos, saltos, vítores, manos tendidas al cielo. El Papa estará en Madrid en el 2011 y el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Antonio María Rouco Varela, se ha apuntado un tanto, una especie de precioso broche a su exitosa carrera.

DECISION CON INTENCIONES La elección de Madrid --no del todo sorpresa-- está cargada de intenciones: en un momento en el que la Iglesia pierde presencia en la sociedad española a pasos agigantados, en el que las relaciones entre el episcopado y el Ejecutivo socialista están marcadas por la tensión y la desconfianza, el Vaticano cree que estas jornadas pueden revitalizar a la juventud católica. Para eso fueron diseñadas en 1984 por el antecesor de Ratzinger, Juan Pablo II, quien 5 años después las celebró en Santiago de Compostela.

"Del Gobierno esperamos, por un lado, libertad de acción, y por otro, una cooperación leal", dijo tras la designación Rouco Varela, quien ya en el 2005, durante una homilía en la catedral de La Almudena, anunció que Madrid aspiraba "a albergar la Jornada Mundial de la Juventud del año 2011". Sus palabras de ayer suponen un claro mensaje al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, con el que, según avanzó, se reunirá "probablemente" antes de que acabe este mes. Fuentes de la CEE llevan tiempo diciendo que el cardenal está a la espera de una llamada de la Moncloa en la que el Gobierno confirme y ponga fecha al encuentro.

¿Cómo espera financiar el encuentro del 2011?, le preguntaron al presidente de la CEE en Sídney. "En 1989 nos confiamos a la providencia de Dios y aquello salió", contestó. A la misa de ayer asistieron 300.000 personas, cuando se esperaban 500.000. Rouco espera, "sin exagerar", que la cita de Madrid congregue a dos millones de católicos.