La segunda jornada de la huelga de Metro en Madrid está provocando un caos porque buena parte del servicio mínimo previsto no ha podido prestar servicio porque los piquetes han impedido la salida de los trenes de las cocheras. Los piquetes han adelantado además la hora punta una media hora, lo que ha reducido aún más el número de trenes, según han informado fuentes del Ayuntamiento de Madrid. La asamblea de trabajadores de Metro acordó anoche no respetar los servicios mínimos, lo que ha aumentado los problemas en un servicio que utilizan cada día dos millones de personas.

Así, la hora punta de la jornada de hoy comenzaba a las 7 horas, media hora antes de lo habitual aproximadamente. Las mayores dificultades se encontraban hasta las 8.45 horas en la zona sur, en los accesos del Paseo de Santa María de la Cabeza, Paseo de las Delicias, Cuesta de San Vicente y también en los del Este: la Avenida del Mediterráneo y la M-23 (prolongación de O'Donnell).

En la M-30 la hora punta también se ha adelantado. Los recorridos sur-norte han seguido las dificultades habituales aunque con mayor densidad de tráfico. Destacan la zona norte, donde la situación ha empeorado en relación a una jornada habitual, generando tráfico muy lento en la Avenida de la Ilustración en sentido Nudo Norte desde la Glorieta de Mariano Salvador Maella (Barrio de Peñagrande).

Imposible un taxi

En el interior de la ciudad, el tráfico se ha visto acrecentado. Las dificultades en las entradas por el sur de la ciudad han repercutido en el entorno de Atocha, como en las Rondas de Valencia, Rondas de Atocha, el túnel en sentido Avenida Ciudad de Barcelona y en las rondas sur (Doctor Esquerdo dirección norte).

Al mismo tiempo, la gran mayoría de autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) estaban llenos de pasajeros y no podían ni parar en las paradas habilitadas, por lo que los ciudadanos se acumulaban en ellas en largas colas en zonas como Embajadores, Atocha o Nuevos Ministerios.

Entre tanto, coger un taxi era tarea imposible en la capital, pues estaban todos ocupados y las colas se repetían en las paradas de taxi. Ante un tráfico colapsado, los ciudadanos se vieron obligados a cambiar sus rutinas habituales y algunos optaron por ir caminando a sus centros de trabajo.