El clima gallego concede pocas treguas a los que luchan por eliminar el fuel tanto en el mar como en las costas. Ayer, de nuevo el mal tiempo impidió que la eficacia de las más de 6.000 personas que intentaron ayudar en las playas gallegas fuese a la de otras ocasiones. Vientos de hasta 85 kilómetros por hora y un mar de fondo de componente noroeste con olas de unos seis metros, unidos a la escasa visibilidad por las lluvias y la niebla, hicieron muy difícil la labor en el litoral, pero casi imposible la de los barcos que vigilan en el mar. Los buques anticontaminación ni siquiera pudieron partir de sus puertos de avituallamiento.

En el Cantábrico, los vientos soplaron algo más flojos, de unos 55 kilómetros por hora, pero las condiciones del mar y la visibilidad también fueron muy malas. La situación no parece que vaya a mejorar en los próximos días. Los partes meteorológicos prevén que continúen los vientos fuertes, las lluvias y el mar de fondo, con olas que en ningún caso bajarán de los cuatro metros. Estas circunstancias impiden, además, el trabajo del Nautile , que no ha podido partir hacia la zona del hundimiento del Prestige para continuar obturando las pocas grietas que quedan ya al descubierto y por las que el petrolero accidentado sigue vertiendo fuel.