TDtecían que manifestarse junto a más de 300 asociaciones, partidos y sindicatos, detrás de una pancarta que pusiera "sólo" "Por la Paz, contra el terrorismo", supondría desunir a los ciudadanos. Ellos "exigían" que en el eslogan que encabezara la manifestación apareciera también la palabra "libertad". Y cuando, atendiendo a estas exigencias , los convocantes añadieron la palabra que parecía el motivo de la discordia, ellos volvieron a protestar . Esta vez, el lema de la pancarta "Por la paz, la vida, la libertad, y contra el terrorismo", no les parecía claro, les quedaban dudas de si los que se sumaran a la manifestación rechazarían el diálogo con ETA. A pesar de que el Gobierno ya había expresado en más de una y de dos ocasiones, que el diálogo con ETA estaba roto. Y hablaban de "actitud impositiva", de "seguidismo partidario", y de "desconcierto de la sociedad", cuando se referían a las acciones de las asociaciones convocantes y a las reacciones de los ciudadanos.

Después pidieron que se desconvocaran las manifestaciones en las que ellos se negaban a participar. Esta vez sin exigencias, eso sí, pero pidieron que se descovocaran porque ellos no estaban dispuestos a apoyarla. ¡Claro, no iban a apoyar una manifestación que ellos no habían convocado! Ni siquiera si es contra el terrorismo, porque a ellos no se les exige que demuestren de qué lado están, ellos lo tienen claro. El problema está en los otros, en los que se manifiestan sin saber por qué, aunque sigan a la pancarta "Por la paz, la vida, la libertad, y contra el terrorismo".