Pocos mapas lograrán mayor éxito por ignorar la cartografía como el del metro de Londres realizado por Henry Beck en 1933. Dada la extensión de la red, usar un mapa convencional parecía imposible. Beck, inspirándose en los diagramas de un circuito eléctrico, ignoró la escala geográfica para crear un plano esquemático y comprensible para el usuario. Tony Travers, profesor del LSE, lo define como "un hito, no solo por su belleza plástica y por práctico, sino porque es el modo como muchos londinenses tratan de entender su ciudad".