El maquinista del tren siniestrado en Santiago de Compostela, Francisco José Garzón Amo, descarriló mientras conducía a 193 kilómetros por hora hablando por el teléfono móvil de la empresa con personal de Renfe. El teléfono, que no ha aparecido, era una de las claves que barajaban los investigadores.

Es una de las primeras conclusiones del vaciado de datos de las cajas negras del tren accidentado el pasado 24 de julio en Santiago ha concluido tras cinco horas de trabajo, un proceso en el que ha habido un ligero retraso por la práctica de una nueva diligencia.

El titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Compostela, Luis Aláez, ha ordenado la realización de copias de seguridad del contenido de las cajas y para ello se ha contactado "por prevención" con el fabricante, que ha remitido las instrucciones por escrito y en varios idiomas, han informado fuentes próximas a la investigación.

Se han extraído tanto datos técnicos como de voz, y se ha hecho una transcripción de las conversaciones en tiempo real, han señalado las mismas fuentes consultadas.

Junto a ellos han estado presentes en el volcado de los datos un técnico de Fomento, otro de la compañía Renfe, uno de Adif y miembros de la comisión judicial. Una vez volcados los datos al ordenador serán analizados por un equipo de la policía científica que elaborará un informe que será remitido al juez.