Recorrer los cinco continentes del mundo no es nada fácil y menos si se trata de hacerlo corriendo. José Luis Borrero Gómez, maratoniano y vecino natural de Gata (Cáceres), aunque reside en Coria desde hace muchos años, se ha marcado este objetivo antes de que finalice el 2007. Sus piernas ya han rodado en maratones de suelo europeo -Islandia, Lisboa, Berlín, Bruselas y Londres- y también ha corrido en suelo americano -Nueva York y Buenos Aires-. Los monumentos más emblemáticos han sido testigos directos de su hazaña. Las iglesia de Hallgrismkirkja de Islandia, el Puente 25 de abril de Lisboa, el Muro de Berlín, el Atomium de Bruselas y el famoso reloj Big Ben con toque inglés le han visto pasar y sudar. El Central Park neoyorkino y el Obelisco argentino también le han acompañado en sus largas carreras.

Europa y América ya forman parte del pasado. Para Borrero ahora lo más importante llegará en septiembre, mes en el que tiene una cita con Australia. Allí volverá a recorrer los 42 kilómetros y 195 metros de distancia que tiene un maratón. "Sé que no será fácil pero estoy convencido que lograré finalizarlo", comentó. De hecho, aún no hay ningún maratón que se le haya resistido. "Siempre los he terminado todos", añadió.

Su experiencia en este tipo de carreras, unida a su rigurosa disciplina con un entrenamiento diario y una vida poco nocturna, no cabe duda que le ayudará a cumplir un nuevo objetivo y añadir a su currículum un tercer continente: Oceanía.

Asegura que la ilusión es lo que le motiva para esforzarse, para entrenar cada día y mantener una vida disciplinada. "Requiere mucho sacrificio pero me gusta", aseguró.

No cabe duda que Borrero siente una gran satisfacción personal corriendo en maratones por todo el mundo, ya que sus carreras no sólo requieren esfuerzo físico y mental, sino también económico. De hecho, asistir a un maratón le supone un desembolso de unos 3.000 euros. "Reconozco que es una afición muy cara", afirmó.

Está convencido que su soltería le permite tener libertad tanto en tiempo como en dinero para asistir a carreras por todo el mundo. Asegura que el 70% de la carrera, "es una cuestión mental" y que el momento más difícil son los dos últimos kilómetros del maratón. "Son momentos muy duros y estoy convencido de que si mentalmente uno es débil se para y no llega hasta el final", aseguró. El desgaste psíquico y físico es enorme, al igual que las suelas de sus zapatillas deportivas. "No me duran más de dos meses ", señaló Borrero.

El 2007 será un año importante para este atleta que hace tan sólo cinco años cambió la bicicleta por el maratón. El año que viene será cuando tendrá dos citas importantes, una en Asia y otra en Africa. Con estos maratones Borrero habrá cumplido su sueño continental.