Los videojuegos ya peinan canas. Desde que en 1971, Nolan Bushnell sacara el primer juego comercial, Space War , los populares marcianitos, la tecnología ha dado la vuelta varias veces a la Tierra. Esta trayectoria, desde las primeras máquinas hasta las últimas consolas se puede apreciar en una exposición que se exhibe estos días en Madrid y que es el recorrido más completo que se ha hecho en España sobre el tema. De los marcianitos a Cars reúne 40 máquinas integradas en una colección particular, la de Javier Ortiz, un comerciante madrileño de 41 años.

"Empecé a coleccionar videojuegos hace 15 años, a partir de mi colección de juguetes. Esto que se ve es solo un 10% de lo que tengo repartido entre mi tienda y dos almacenes", explica. Y es que Ortiz es coleccionista "compulsivo" y tiene varias líneas, desde máquinas de pinball hasta barbies, pero que no quiere las colecciones en casa, pese a que su esposa también colecciona. "Así me obligo a ir a verlas", dice.

"Muchas son piezas que nunca llegaron a España y otras están ahora muy buscadas. Empieza a haber un mercado para estas piezas en internet, pero todavía somos pocos", comenta.

La exposición, que estará abierta hasta el 10 de julio, es una partida con la segunda máquina recreativa de la historia como tutorial en blanco y negro. La pieza, muy parecida a la primera de Bushnell, contiene Pong , el primer juego de tenis, con dos rayitas y una bola como únicos elementos. Desde ella, máquinas grandes y pequeñas, portátiles y de sobremesa, con un solo juego o con muchos, y un reloj consola.

Antepasados

La muestra evoca que las dos pantallas de la Nintendo DS tuvieron ilustres predecesoras, como la Western Bar de Casio y otras de la propia Nintendo, e incluso que hubo un modelo con tres pantallas desplegable. Y volver a encontrarse con máquinas recreativas de uso doméstico, como las Grandstrand o la Odyssey, o con los populares Spectrum y Commodore, que usaban juegos en cintas. O la NES, la primera máquina comercial de Nintendo, en la que debutó Mario o Zelda, y "la pieza más difícil de encontrar", según Ortiz.

Hay máquinas más recientes pero han pasado a las estanterías con la celeridad que da el olvido: la Sega Saturn, la Dreamcast (primera máquina con internet) o la Playstation. "A los niños les llama la atención las máquinas antiguas, y muchos se enganchan, porque son juegos simples pero que emocionan", asegura. La muestra termina con Cars , el videojuego de la película de Pixar, que llega a las tiendas antes que el propio filme.