Buena parte de los medicamentos costarán menos al sistema público de salud y repercutirán en menor medida en los usuarios que los pagan a partir de la semana que viene. El próximo 1 de enero entrará en vigor la nueva orden de precios de referencia (que establece el precio máximo subvencionado por Sanidad), que impone una rebaja a 2.070 medicamentos.

La norma rebaja hasta el 80% el precio de algunos fármacos (como una presentación del omeprazol). Entre las sustancias afectadas figuran algunas populares como el fármaco contra el colesterol simvastatina (baja el 69%), el antibiótico amoxicilina

(25%), el antiinflamatorio diclofenaco (un 42%) y el ansiolítico fluoxetina (el 39%).

Los medicamentos afectados por el recorte de precios que recoge la ley suponen aproximadamente una cuarta parte de los ya existentes. Se trata de los fármacos más antiguos, para los que existen especialidades genéricas.

Con la medida, el Ministerio de Sanidad intenta atajar el alto gasto sanitario cifrado, tan sólo en el último año, en más de 6.000 millones de de euros (un billón de pesetas) y que ha crecido un 12,5% en relación con el 2002. La Dirección General de Farmacia prevé un ahorro de al menos 400 millones de euros al año, en torno al 8% de la factura pública en medicamentos.

El objetivo, según la ministra de Sanidad, Ana Pastor, es que el aumento no supere el del producto interior bruto (PIB) anual, que se prevé que aumente en torno al 6,5%. Los fármacos innovadores (aquellos que no cuentan con más de 10 años de presencia en el mercado) y algunas especialidades de uso infantil quedan fuera de la medida.

Sanidad ha aplicado un sistema de precios que se basa en los tres medicamentos bioequivalentes (con el mismo principio activo) más baratos. A partir de ellos, fija el precio máximo o de referencia que los sistemas sanitarios van a subvencionar (el 60% en las recetas normales, el 90% en las recetas de los enfermos crónicos y el 100% en los pensionistas, salvo las mutuas de los funcionarios, que pagan el 30%).