Un total de 316 menores viven en Extremadura en familias de acogida, de los cuales 301 conviven con otros miembros de su entorno --en la mayoría de los casos los abuelos-- y 15 en familias que no tienen ningún tipo de relación con sus padres biológicos.

Además, en la región, entre 380 y 400 jóvenes de menos de 18 años viven en centros de menores y pisos tutelados, según detalló ayer el director general de Política Social y Familia, Juan Bravo, quien apuntó que entre el 50 y el 60% de ellos son susceptibles de ser acogidos.

Bravo señaló que se trata de menores cuyos padres no pueden atender adecuadamente por diversos motivos y añadió que la acogida familiar se convierte así en una "medida de protección" que permite a los niños vivir en un hogar, de forma temporal o permanente.

La acogida, ya sea por parte de otros miembros de su entorno o por personas ajenas a él, constituye una de las medidas "más adecuadas" para el cuidado de estos niños porque les permite crecer y desarrollarse en un ambiente familiar que satisface sus necesidades, según Cruz Roja.

El menor no pierde su origen y mantiene la vinculación con su familia biológica mediante visitas programadas y supervisadas, según apuntó Bravo, quien subrayó que en la mayoría de los casos los menores son acogidos por familiares, sobre todo los abuelos. La Junta otorga 143,10 euros mensuales por menor a las familias que acogen, una cuantía que se eleva en un 50% en el caso de que el joven sea discapacitado, tenga entre 0 y 2 años o sea acogido junto con sus hermanos.