TLtos ciudadanos no votamos para esto. Ni para que los elegidos se lancen a contratar a familiares, allegados y amigos, ni para que pongan el ventilador de las inmundicias. Lo oído en los últimos días me indigna y me desazona. Conocidos los hechos y escuchadas las palabras, parece que no hay solución. Si los anteriores lo hicieron mal, si contrataron a familiares y amigos, en modo alguno justifica que, quienes han llegado al poder prometiendo ventanas abiertas y aire fresco, utilicen ahora la confianza que les ha dado la ciudadanía para hacer de la administración su particular agencia de empleo. En vez de reconocer el error, la reacción ha sido acusar al contrario de atacar a los trabajadores y llamar a los contratados para que escenifiquen su apoyo a lo realizado. Acudieron, claro está. Hace mucho que aprendimos que el que se mueva no sale en la foto.

Los políticos no se cansan de regalarnos los oídos en cada contienda electoral. Nos cuentan lo listos que somos, lo bien que sabemos discernir entre la verdad y el engaño. Es el tiempo para el halago. Cerradas las urnas comienza un nuevo tiempo, el de tratarnos como a tontos. Pues, por muy tontos que crean que somos, hay una cosa que los ciudadanos sabemos perfectamente lo que significa: el enchufe. Es tan claro que indigna que no se reconozca. Es negar la evidencia. Están en su derecho de poner el ventilador hacia atrás para sacar la porquería de quienes les precedieron en el ejercicio del poder, pero que no se equivoquen, lo que otros hicieron mal no justifica sus acciones.

Los populares han retado a los socialistas a llevar el asunto al parlamento regional. Los socialistas han aceptado. Me temo que nuestros representantes nos ofrecerán un espectáculo bochornoso.

Y tú más. No me gusta lo que está pasando ni lo que estoy oyendo.