Tres décadas de palizas y malos tratos acabaron el martes con la muerte de otra mujer a manos de su marido, en Valencia. Esta vez no fue una sorpresa. La familia y los vecinos conocían las continuas agresiones padecidas por Candelaria Segura, de 69 años. Julián Vargas, uno de los vecinos, había declarado como testigo tras una paliza y María Luisa, hermana de la víctima, había pedido a Candelaria que se fuera a vivir con ella después de que el marido, Salvador Ruiz, de 70 años, "le sacara un ojo, hace mucho tiempo ya".

El martes, Salvador se encontró en el portal con un vecino que es policía y le dijo que su mujer se encontraba mal. Al entrar en el piso, el policía vio el cuerpo de Candelaria en el comedor, sobre un charco de sangre y totalmente desnuda. La inspección del domicilio le llevó a la conclusión de que el marido mató presuntamente a su mujer en el dormitorio, de un golpe en la cabeza, y después simuló un accidente colocando unas botellas rotas y una escalera de la que, según Salvador, ella se había caído.

La tortura a la que estaba sometida Candelaria llegó al punto que el pasado 13 de abril los bomberos tuvieron que acceder al domicilio por la ventana para auxiliarla tras recibir una paliza de Salvador. La mujer pasó dos semanas en el hospital y el juzgado abrió juicio oral, en el que el agresor debía declarar como acusado el pasado martes. Salvador no se presentó y por la tarde mató a su esposa. El miedo a las represalias hizo que Candelaria nunca denunciara a su marido e incluso acudió al juzgado para pedir el archivo de la causa. El hijo de la pareja también padeció la violencia de su padre.