Laura cumple hoy 20 años. Puede decir que es una de las cacereñas-mejicanas que festejó la fecha de su nacimiento confinada por una guerra. Sus hermanos, Juan y Rubén, le han preparado una sorpresa. Le han hecho crepes con chocolate y le han puesto encima unas velas que compraron ayer en el Tambo de Alfonso IX. El trayecto de la cocina al salón ha sido una algarabía al son del cumpleaños feliz. "Pide un deseo Laura. Y sopla. Pide un deseo y sopla". Y Laura sopla como quien sopla un velero en mitad de un mar a la deriva.

Los tres hermanos tienen a su madre en México. Ella le ha grabado un audio a Laura. "Estas son las mañanitas que cantaba el rey David, a las muchachas bonitas se las cantamos aqui, Despierta mi bien despierta, mira que ya amaneció, ya los pajaritos cantan, la luna ya se metió". Entonces todos comienzan a aplaudir, y a reír. Y a Laura se le escapa una lágrima, mientras su padre le toca el costado.

Lo están pasando mal. Suerte que el protocolo del Instituto Municipal de Asuntos Sociales funciona y las ayudas continúan. Pero él ha tenido que dejar de trabajar y en casa hay tres bocas que alimentar. A eso se suma el dolor de la distancia, de la familia. "Me siento como un yogurt caducado en la nevera", le escribe Laura a su chico. "Pero esto no tiene fecha de caducidad, yo te querré siempre", le contesta él en otro mensaje.

Laura ha colgado en su Instagram una foto muy bonita en la que aparecen juntos aquel fin de semana en el que se marcharon a La Vera. Aparecen ante la Garganta de los Infiernos, en un manantial; cuando el agua corría alejada de la pandemia. Este fin de semana tenían programado un viaje a un pueblecito de Portugal. "Mario es camarero; había estado ahorrando durante cuatro meses para darme la sorpresa".

El presidente del Gobierno acaba de decir que el Estado de Alarma se prolonga hasta el 12 de abril. "¿Dónde quedará para entonces la aldea portuguesa?". Y Mario le responde: "El amor es algo así como querer bailar y reír con la misma persona... da igual la música que suene". Y suenan y suenas Las Mañanitas de la madre de Laura mientras sus hermanos vuelven a encender las velas. "Laura, sopla, y pide un deseo. Sopla y pide un deseo".

Desde el balcón se ve a Cáceres pasar. Un vecino habla con sus nietos por el móvil. Un madre lee un cuento a su pequeña. Un chico riega unos geranios. Al menos, abajo, en Antonio Hurtado, sigue abierto el quiosco. El dueño lo ha cubierto con un plástico. La clienta, con mascarilla, se lleva el Extremadura.