Cuando Francesc M. A., acudió a una consulta médica de Barcelona para que le ayudaran con los problemas de pareja que estaba atravesando poco podía imaginar que su exmujer y sus dos hijos pequeños acabarían conviviendo con el facultativo en el que había sido el domicilio familiar. Y menos aún que tras casi dos años de tratamiento psicológico y farmacológico ininterrumpido descubriría que el supuesto médico no dispone del título de Medicina, carrera de la que no ha estudiado ni un curso.

Ahora, el falso facultativo, Carles Ballester Rocati, se encuentra imputado por un presunto delito de intrusismo profesional y otro de falsedad documental por el Juzgado de Instrucción número 26 de Barcelona, según han explicado fuentes judiciales. A la denuncia de Francesc M. A., se ha sumado el Colegio de Médicos de Barcelona, que ejerce la acusación particular en el sumario. La fiscalía y los Mossos d´Esquadra investigan el pasado laboral del imputado.

El juzgado trata de confirmar en qué consultas y centros médicos ha trabajado y qué consecuencias ha podido tener el hecho de que ejerciera de médico sin serlo y que presuntamente prescribiera medicación psiquiátrica. El propio Ballester Rocati ha reconocido ante la juez que no tiene la licenciatura de Medicina, que solo dispone del graduado escolar y que ha hecho cursillos de naturopatía y psicología. Ha admitido además que manipuló dos títulos de Medicina para poner su nombre y que cumplimentó recetas médicas.

El azar llevó a Francesc M., vecino de Mataró y gerente de una empresa de Barcelona, a manos del falso médico. "Cuando tenía problemas de pareja, una compañera de trabajo me recomendó que acudiera a la consulta de Ballester Rocati y me dio una tarjeta en la que figuraba como médico sofrólogo --especialidad que, según la denuncia, consta en detectar un sufrimiento y eliminarlo con terapia--. Y en la consulta tenía colgados los títulos de médico y de sofrólogo, y una orla".

Francesc M. acudió periódicamente y de forma continuada a cuatro consultas distintos del supuesto doctor en Barcelona y Sant Cugat del Vallés durante casi dos años. En ese periodo se tomó diariamente la medicación que le prescribía, además de gastarse unos 200 euros al mes en las visitas. Hasta que en septiembre del 2007 descubrió que el supuesto médico, que también comenzó a hacer terapia con la mujer del paciente, había iniciado una relación con ella.

Llamó a un detective

Lo que en un principio podía parecer un grave problema deontológico (establecer una relación con la mujer de un paciente) acabó destapando un problema mayor. "¿Y si resulta que no es médico?", le preguntó una amiga a Francesc M.. Cuando este acudió al Colegio de Médicos para denunciar la falta de ética del médico descubrió que no estaba colegiado. Después, una carta anónima le advirtió de que su médico sofrólogo no era tal. Llamó entonces a una empresa de detectives que confirmó el resto: Rocati no ha estudiado Medicina y los números de colegiado que utilizaba en recetas y tarjetas de visita, y hasta en el sello de una conocida mutua sanitaria, eran falsos.

"Ahora sólo quiero que se haga justicia, que Ballester Rocati no vuelva a engañar a nadie y que deje de convivir con mis dos hijos", explica Francesc M.. De hecho, su máxima ilusión es recuperar la guardia custodia de los pequeños, de 5 y 3 años, que viven con su exmujer y el falso médico desde el año pasado. "No quiero que una persona así pueda hacer daño a mis hijos", añade.

Y al margen del gran problema personal y familiar sufrido por Francesc M., queda por aclarar si hay más pacientes afectados por el presunto sofrólogo. En las diligencias judiciales ya hay una lista de nombres. Mercedes Martínez, abogada del Colegio de Médicos de Barcelona, encargada de los casos de intrusismo, desea localizarlos. "Les llamaremos para que también declaren en el juzgado", afirma.