Los toxicólogos y psiquiatras españoles dedicados a las drogodependencias son partidarios, de forma mayoritaria, de que la heroína sea legalizada bajo estricto control médico para ser utilizada como medicamento, asegura el doctor Miguel Casas Brugué, responsable del área de Psiquiatría en el Hospital de Valle de Hebrón, de Barcelona.

Esa medida, añade, permitiría tratar con seguridad y rigor sanitario a ese 20% de adictos a la heroína que no se adaptan a la metadona, el único fármaco que suple al opiáceo ilegal, y reinciden en el consumo hasta destruir por completo su existencia.

"Hace más de 20 años que los médicos estamos convencidos de que ese 20% de adictos a la heroína que no responden bien con ningún plan de deshabituación son enfermos, y no enfermos de la voluntad, como se les etiqueta, sino del cerebro", explica Casas.

"No son viciosos --sostiene--, sino que sufren una disfunción del sistema cerebral, posiblemente previa a su adicción, para la que no tenemos más tratamiento que la propia heroína". "Pero no se la damos --añade-- y ellos la consiguen adulterada y carísima".

EXPERTOS La posición que Casas hace pública, expuesta esta semana en la Fundación Vila Casas, es compartida por un amplio sector de expertos en drogas.

"Si esa demanda no se expresa abiertamente es por la utilización moral y política que sufren las drogodependencias --asegura el responsable de toxicomanías en un gran hospital de Madrid--. Entre los médicos, el tema está muy claro".

El director del programa de drogodependencias de la Consejería de Salud catalana, Joan Colom, suscribe esa misma posición, aunque no pierde de vista el contexto político y el rechazo social que desde los años 80 desata la heroína, muy superior al de otras drogas ilegales. "Estamos de acuerdo con que la heroína sea legalizada para uso sanitario, y de que se la emplee en el tratamiento de esos heroinómanos irreductibles, pero hemos de seguir los pasos exigidos en la autorización de una sustancia que es ilegal", afirma Colom.

Esos pasos incluyen un ensayo clínico, promovido por Salud y finalizado hace pocos días, en el que se ha administrado heroína pura, en cápsulas, a 45 adictos. "En marzo enviaremos las conclusiones al Ministerio de Sanidad, que es quien puede decidir si se da heroína a esos enfermos", dice Colom.

Los 45 candidatos, heroinómanos de larga trayectoria, fueron repartidos en tres grupos: uno recibió clorhidrato de heroína pura (importada de Suiza), otro morfina y el tercero, metadona. Los tres grupos han reaccionado de forma similar, explica.