En estas fechas en que son muchos los regalos que reciben los niños, la compañía placentina Funámbulus Teatro, Animación y Nuevo Circo ha querido hacer su particular regalo no solo a los más pequeños de la casa sino también a los adultos. No es otro que el regalo de la risa y quién mejor para regalarla que los payasos. Por eso, Funámbulus ha organizado el II Festival Internacional de Payasos Ciudad de Plasencia, que comenzó el 26 de diciembre y culminará mañana con actuaciones gratuitas en el auditorio Santa Ana.

Cinco compañías se han animado este año a participar en esta segunda edición de un festival que congregó en su primera edición a unas 1.500 personas, según los cálculos de Jesús Martín, portavoz de la compañía placentina. Por eso y por su relación con el mundo del payaso, Funámbulus se animó a organizar una segunda edición.

Cinco compañías participan en este festival de la risa, que cuenta con una subvención de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura y con la colaboración de Caja Extremadura, que ha cedido el auditorio Santa Ana para celebrar las actuaciones. Desde Málaga ha llegado la compañía Circosur; de argentina, Tuto Tul y la representación extremeña la ponen los anfitriones, además de Asaco Producciones, de Navalmoral de la Mata y Tres Puntos y Aparte, que cierran mañana las actuaciones y cuentan con miembros de Madrid y Badajoz.

En total, una docena de personas, todos payasos, se subirán al escenario para intentar conseguir una sonrisa de los niños "pero también de los padres porque estos son espectáculos pensados para todos los públicos. Parece que los payasos están destinados a los niños, pero nosotros ofrecemos circo, humor, música, así que lo que queremos es que los padres se queden con los niños sentados en las butacas en lugar de dejarles y marcharse", indica Jesús.

Porque Funámbulus tiene claro que "la risa es fundamental y a los niños les cuesta menos reír que a los adultos, por eso esperamos que estos se contagien de los niños y de esa parte que tiene el payaso de niño".

Ellos ya están contagiados , sobre todo, desde que en el año 1998 comenzaron a colaborar con Payasos Sin Fronteras. De su mano, han realizado numerosos viajes para llevar la risa a niños de países con muchas carencias, donde arrancar una risa es mucho más complicado. "Después del terremoto estuvimos en Perú y también hemos visitado los campos de refugiados saharauis y una zona de Marruecos donde tienen mucha relación con Talayuela", cuenta Jesús.

Para todos, para los más desfavorecidos y para los placentinos; para los niños y para los adultos, tienen una receta contra la crisis y contra el desánimo: "La risa, no hay nada más curativo".