"Sólo un náufrago, una isla perdida en el mar..." Los acordes y las letras finales habían sido escogidos con acierto por la israelí Noa y el uruguayo Jorge Drexler, acompañados por el guitarrista Gil Dor. Recuperando una de las canciones más populares del grupo británico The Police, el trío envió desde un escenario íntimo, de mucho gusto, su oportuno mensaje en una botella. "Envío un SOS al mundo", cantaban, esperando que "someone gets my message in a bottle".

Al ser en inglés, el mensaje lo pudo entender Ashton Phelps, editor y presidente del diario The Times-Picayune de Nueva Orleans. Y desplazándose apenas dos meses en el tiempo, le debieron recordar cómo se sintieron él y sus periodistas y fotógrafos aquellos días finales de agosto, solos en una ciudad inundada, elaborando y sacando sus informaciones para lanzar un SOS al mundo. Lo hicieron los primeros días tras el desastre ocasionado por el Katrina a través de su edición en internet, la versión moderna y menos desesperada de aquel mensaje en una botella. Y Noa y Drexler cantaron: "Cuando salí esta mañana, vi cientos de millones de botellas en la orilla. Parece que no estoy solo. Hay cientos de millones de náufragos buscando una casa".

La música adornaba una noche emotiva, entre el homenaje a Antonio Asensio y el premio al coraje del diario estadounidense, que Phelps aprovechó para recordar los lazos de su ciudad con España. Para eso sacó de la muñeca su reloj y enseñó la esfera, una copia de una moneda española, la picayune, que circulaba por Nueva Orleans cuando el periódico se fundó en 1837 y cuyo valor cubría el precio de un ejemplar del periódico. En la moneda figura el nombre Carolus III. "El reloj lo regalamos a cada persona que lleva 25 años trabajando en el periódico", dijo Phelps.

Bajo el agua

Noa le cantaba otra frase en inglés, de otra canción adaptada para la ocasión, la Milonga del moro judío del propio Drexler, ganador de un Oscar: "Intento no leer los periódicos, porque no hay muerto que no me duela". Pero si no existieran los periódicos, muchas veces el mundo no se enteraría de aquellas muertes, casi siempre inocentes, o de fallos gubernamentales como antes y después de la rotura de los diques de Nueva Orleans, destapados precisamente por el The Times-Picayune . En la sala grande del Teatro Nacional de Cataluña, unas pantallas de plasma reflejaban breves imágenes de la ciudad de Nueva Orleans y titulares del diario. Under water (bajo el agua). Y en las mismas pantallas los invitados viajaban desde Barcelona a través de unas imágenes de webcams a Nueva Delhi, París, Tokio, Nueva York, El Cairo, Moscú, Pekín, Madrid, Yakarta, Londres y Seúl. "Somos cada vez más ciudadanos del mundo, conectado por puentes tecnológicos", reflexionaba la presentadora del acto, Angels Barceló, antes de dar un giro de 180 grados y presentar a Noa, Drexler y Dor.

Y éstos arrancaron con un número de la cantante israelí, Again and again , para derretir a cualquier enamorado o esposa, o emocionar a una viuda: "Y quiero bailar este baile contigo, este baile loco para dos, y bailando finjo que todo está bien, y tú te quedarás conmigo esta noche, a lo mejor..."

Y después de la noche, la vida sigue y espera otro día, según recordaba, ya al final, el premiado Ashton Phelps, insistiendo en una de las grandes virtudes del periodismo. El futuro no está claro, dijo Phelps, pero sí es seguro que mañana saldrá otra vez un periódico.