--Tengo entendido que el equipo del anuncio navideño de Freixenet le dispensó a ustedes, burbujas olímpicas, trato de estrellas de Hollywood.

--Lo somos ¿no? O, al menos, así nos sentimos. Fueron unos días estupendos para nosotras y, ciertamente, un reconocimiento público y mediático maravilloso después de muchos años, muchos, currándonoslo en la piscina, en el gimnasio, en los entrenamientos y en las competiciones. Nos merecíamos ser estrellas de algo grande y vistoso. Y, sí, nos trataron como a reinas y así nos sentimos.

--Dicen que la celebración del anuncio les costó un dinerito.--¿Celebración? ¿Dinerito? La verdad, no sé de qué está hablando.

--No sé, al parecer, para celebrar el final lanzaron al agua a uno de los cámaras y debieron pagarle todo lo que le estropearon.--Sí, sí. Era un chico muy simpático y le sorprendimos en la última toma. Salió del agua con cara de pocos amigos, como diciendo "¡qué graciosas las chicas de la sincro, qué graciosas!". Pero aceptó nuestras disculpas.

--¿Qué hacen unas chicas como ustedes en un anuncio como ese?--Pues, mira, cumplir el sueño de Nuria, mi madre.

--¿Puede explicar eso, por favor?--Mi madre llevaba años, ¡años!, dándome la tabarra: "Gemma, tienes que hablar con alguien para que hagáis el anuncio de Freixenet. ¿Quién lo va a hacer mejor que vosotras, que sois auténticas burbujas?".

--O sea que es idea de su madre.--¡Qué vaaaaaaa! Yo no le hacía ni caso, ni se lo contaba a nadie. ¡Faltaría! Y ella, cada año, volvía con la cantinela. Un día, hasta acorraló a Iván (Corretja), mi mánager: "Iván, tienes que hablar con esa gente. Estas niñas han de hacer ese anuncio". Mi madre intuía que, un año u otro, haríamos de burbujas.

--¿Y qué pasó cuando las contrataron para hacer de burbujitas?--Creíamos que era broma. Incluida yo, que llevaba un montón de años con la cantinela de mamá. Nos dijimos: "No puede ser. ¡Nosotras haciendo el espot de Pierce Brosnan!".

--¿Y qué cara puso su madre?--Tardé cinco días en decírselo. Quería contárselo en persona. De vez en cuando la llamaba y le decía: "Mamá, cuando te diga lo que me ha pasado, vas a flipar". Y ella decía: "¿Te casas?". "Que no, mamá,muy fuerte, ya verás". Y, claro, cuando se lo dije, comentó: "Ya te lo decía yo".

--¿Cómo es que no se arrugan?--Sí que nos arrugamos, sí. Debería vernos cuando salimos del agua tras cuatro horas seguidas sumergidas en la piscina. Las manos y los pies están como pasas. Sales cagándote en todo. Pero te recuperas, sí.

--La crisis no ayuda a brindar demasiado con cava, ¿no le parece?--Lo sé, lo sé, pero nosotras solo pretendemos salpicar las casas de los españoles con un poquito de alegría. Somos gotitas de ilusión. Solo pretendemos ser la chispa de la Navidad, no más. En la medida que puedas, vive la Navidad con alegría.