Javier Bardem, el actor español con más peso específico y con una carrera que, paso a paso, se va abriendo al mercado internacional, afirma que su sueño, sus expectativas, se van cumpliendo: "Desde el principio he dirigido mi carrera como he querido, siempre en busca de personajes contradictorios", apunta.

Desde Cartagena de Indias, en Colombia, donde rueda El amor en los tiempos del cólera , obra maestra de García Márquez llevada al cine por el británico Mike Newell, Bardem habla por teléfono con Efe para contar cómo vivió Los fantasmas de Goya , donde él ejerce de protagonista absoluto, a las órdenes del aclamado Milos Forman y junto a Natalie Portman, que se estrena el viernes.

Son diez minutos cronometrados de entrevista. Bardem sólo dedica una hora a la prensa para hablar de cómo su carrera arranca en Hollywood, con cineastas en la cumbre como los hermanos Coen, Steven Soderberg o el propio Scorsese: "En todo eso hay rumores falsos y otros verdaderos", afirma Bardem, quien casi tocó el cielo de Hollywood al convertirse, en 2001, en el primer actor español candidato al Oscar, por su encarnación de Reynaldo Arenas en Antes que anochezca .

Sin embargo, desde el principio, Bardem ha dirigido su carrera paso a paso, permitiéndose, incluso, decir no a Spielberg en Minority Report . Por eso confiesa: "Se está cumpliendo mi sueño y mis expectativas, porque en este devenir de las cosas hay algo mío que es la conciencia. Yo pongo el foco, y siempre he intentado llevar mi carrera como he querido hacia personajes contradictorios, que tuviesen algo de nosotros, de verdad. Aunque, luego, está el peso del azar, de la suerte".

Dijo sí a Forman porque el guión y el personaje le "tocó" desde el principio. Bardem es el protagonista absoluto como el hermano Lorenzo, un ser fanático y cruel. Aunque él no lo ve así. "Es un hombre de doble personalidad -apunta- y un ser consecuencia de la época que le tocó vivir, de regímenes totalitarios, marcados por una idea única.". Y añade: "La mentalidad humana no ha cambiado tanto. Teóricamente sí, pero luego somos igual de crueles, basta nombrar Guantánamo. Seguimos matando en nombre de ideales y porque, según dicen, están en contra de nuestras libertades. El mundo de hoy sigue guiado por ideas únicas. Lo escalofriante es que aquella época de Goya no pertenece a un pasado lejano".

A sus 37 años, Bardem, cargado de premios internacionales, confiesa que le pesa la responsabilidad de lo que el público espera de él: "Es algo que siempre está ahí, y más cuanto, teóricamente, más se espera de ti. Mi antídoto es pensar que nunca es suficiente para todos, porque intentar gustar a todo el mundo es volverse loco. En este aspecto, ésta es una profesión peligrosa", concluye.