TEtste jueves 9 de mayo pasará como una fecha significativa para la historia extremeña. Por un lado, en el Estado español está programada la huelga general de la enseñanza para rechazar la ley de educación que quiere implantar el actual gobierno. La Lomce ha sido rechazada por numerosos sectores de la comunidad educativa, al calificarla de excluyente, economicista, centralista, que potencia la privatización y niega la participación.

Hay prevista una importante movilización a lo largo de esta semana con encierros en los centros de enseñanza, y manifestaciones en toda la geografía peninsular y en las principales ciudades extremeñas, que tiene como objetivo defender el derecho a una educación universal, pública, gratuita y de calidad.

XESTA PROTESTA,x convocada por la Plataforma en Defensa de la Escuela Pública, es una movilización más entre otras contra la política privatizadora del gobierno, tendente a liquidar la actividad estatal en todos los sectores económicos. Se les ha dado el nombre de mareas: verde, blanca, roja, violeta, etc. Uno de los rasgos más señalados de la acción gubernamental en el último año ha sido su carácter errático e inseguro, que ha agravado la ya deteriorada situación del sector público. Frente a esa situación, una ciudadanía indignada y decepcionada está levantado la bandera de la solidaridad social en busca de alternativas viables.

Pero esa misma fecha tiene un significado especial en nuestra comunidad: la Asamblea de Extremadura va a votar dos propuestas impulsadas por Izquierda Unida que determinarán el futuro de la región: la declaración de Extremadura como Comunidad Autónoma zona libre de cultivos transgénicos y la aprobación de una Renta Básica para los ciudadanos más necesitados.

La situación extremeña tiene características especiales, como región agrícola con escaso desarrollo especial, y es posible pensar que éstas se manifiestan en esa coincidencia del calendario. Las propuestas de IU en el pleno de la Asamblea de Extremadura intentan definir un modelo alternativo de sociedad y economía, en un contexto de agotamiento del orden social vigente desde hace más de tres décadas y media. Ante la crisis cada vez más evidente del sistema, una parte de la sociedad extremeña se está planteando que son necesarios cambios fundamentales en las estructuras económicas y de poder de nuestra región.

XPOR UN LADO,x la apuesta por una Renta Básica de ciudadanía llama la atención sobre las víctimas de la crisis y la exigencia de crear un orden social que no se sostenga sobre la necesidad de crear más sufrimiento y dolor sobre la población más débil. Por otro lado, el debate sobre los cultivos transgénicos pone sobre el tapete el rechazo a destrozar nuestra riqueza agrícola y nuestra cultura, en beneficio de las grandes empresas transnacionales de la alimentación, que nos ofrecen un sucedáneo de agricultura como recambio capitalista al obsoleto modelo productivo de la Unión Europea.

Muchas cosas están en juego en estos días de mayo. Y por primera vez en muchos años la situación política de nuestra región nos ofrece auténticas posibilidades de juego democrático. Desde Izquierda Unida proponemos a la sociedad extremeña reflexionar serena y profundamente sobre estos tres problemas candentes, que son a la vez síntoma y señal de alarma acerca de un futuro que se presenta incierto: bien podría ser un mundo mejor, pero también puede convertirse en un infierno para las generaciones futuras.