Miles de conductores españoles se están viendo obligados a someterse de nuevo a la tortura de los exámenes teórico y práctico debido a una norma que desconoce la gran mayoría. Quienes tienen el carnet caducado desde hace más de cuatro años lo pierden definitivamente. Pasan a formar parte de los recaducados, en el argot de la Guardia Civil. Un nutrido grupo de ellos, decididos a no pasar por el aro de una disposición "injusta" y cansados de las promesas incumplidas sobre su eliminación, han contactado inicialmente a través de un foro (lexureditorial.com/foros/620.html) y han creado ahora un web (micarnet-ya.com) específicamente destinada a reclamar al Gobierno que "derogue de una vez una norma única en Europa".

La Dirección General de Tráfico (DGT) ya ha incluido el cambio en el borrador de nuevo reglamento de conductores, pero ahora debe ser el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, el que debe darle vía libre para que se acabe lo que un afectados llama "vivir pendiente de que te pille la Guardia Civil". El problema es que la legislatura finaliza y el OK definitivo no acaba de llegar para angustia de los recaducados.

En la DGT no saben muy bien quién fue "el iluminado" que tuvo "la ocurrencia" --así la califican fuentes de este organismo-- de introducir el polémico artículo 17.3 del reglamento de conductores, por el que hay que sacarse de nuevo el carnet cuando se pasa la línea roja de los cuatro años. La tesis de los promotores de la idea era que el permiso no se concediera de facto a perpetuidad. Lo cierto es que la norma se aprobó durante el segundo año del Gobierno de Aznar, en 1997, y fue plenamente efectiva a partir del 2001, cuatro años después para evitar efectos retroactivos.

PELIGROS PARA EL TRAFICO La nueva política de seguridad vial introducida por el Gobierno socialista tras tomar posesión en el 2004 partía de la idea de que las sanciones duras debían estar destinadas a quienes son un peligro para el tráfico, no a simples despistados que no renuevan papeles. En coherencia con esta filosofía, al año siguiente, la DGT ya hizo pública su intención de reformar aisladamente el citado artículo, pero como también tenían entre manos un reforma más ambiciosa del reglamento de conductores para adaptarla a una directiva comunitaria, los servicios jurídicos dictaminaron que más valía esperar para hacerlo todo junto. Craso error.

Casi tres años después, el borrador, de 161 páginas, ha dado innumerables vueltas por los despachos ministeriales y aún le quedan unas cuantas más. Primero hubo que esperar a que la directiva fuera aprobada por la UE --finales del 2006-- y luego a que los servicios jurídicos de Interior rumiaran durante meses sus objeciones.

Según el director general de Tráfico, Pere Navarro, "la DGT ya ha ultimado su trabajo", incorporando algunas de las sugerencias jurídicas. En unos días, la propuesta definitiva de Tráfico estará de nuevo sobre la mesa de Interior. Todo dependerá a partir de entonces del ministro Rubalcaba, que el 18 de septiembre dio por hecho en el Congreso que la nueva ley se aprobará esta legislatura.

Desde su foro y su web, los recaducados han empezado a enviar quejas a todo tipo de autoridades y páginas de internet. Es el principio de un lobi. Allí expresan su deseo de poder volver a coger el coche sin temblar de miedo cada vez que se cruzan con un control y de no tener que pagar la matrícula de cualquier autoescuela para demostrar unos conocimientos que ya probaron hace mucho tiempo. Muchos mensajes son alegatos sobre lo "extremadamente injusto" que es el artículo 17.3, llamadas a la acción y peticiones de firmas para enviar quejas.

Desde Tráfico no se hace otra cosa que darles la razón. "Solo dos países europeos, además de España, tienen una norma tan absurda", señala el subdirector de Normativa, Ramon Ledesma. Y añade, con envidia, que en otros, como Alemania, el carnet es de por vida.

Pero los agentes de tráfico no tienen más remedio que aplicar la normativa con vigor. A los recaducados suelen imponerles una multa de 450 euros y la prohibición de conducir dos años, durante los que no pueden recuperar el carnet ni examinándose. Los agentes inmovilizan el vehículo y entregan el carnet a la Jefatura Provincial. Muchos temen que les afecte la reforma del Código Penal, pero esta solo prevé cárcel para quienes nunca han obtenido el carnet y los que lo han perdido por los puntos o por la orden de un juez.

Para los simples caducados --menos de cuatro años--, las cosas son muy distintas. Su único castigo es una multa que no suele superar los 100 euros.