Miles de ecuatorianos viven acosados por la deuda que contrajeron con usureros de su país para poder pagar los gastos que tuvieron que afrontar para emigrar a España. Antes de emprender el viaje, muchos piden entre 3.000 y 8.000 euros a los chulqueros, que es como en Ecuador se denomina a los prestamistas. A esas cantidades, ya de por sí muy relevantes en su país, los chulqueros añaden un interés que oscila entre el 60% y el 240% anual; es decir, entre el 5% y el 20% mensual.

Especialistas en banca sostienen que se trata de un tipo de interés "brutal". Para tener una idea de la desmesura, explican que, en España, los intereses que cobran las compañías de créditos rápidos se sitúan en torno a un 20% anual, es decir, un 1,6% mensual.

"El inmigrante contrae una deuda que, por culpa de ese interés tan alto, no para de crecer", dice Paciente Vázquez, coordinador de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Jardín Azuayo, que en la ciudad ecuatoriana de Cuenca ayuda a familias de inmigrantes a salir de la usura.

LA PRIORIDAD Claudia Pedone, geógrafa social especializada en la inmigración ecuatoriana, que acaba de publicar el libro Estrategias migratorias y poder , señala que "el inmigrante llega aquí con una prioridad: encontrar trabajo como sea para pagar la deuda". "Hay mucho en juego, ya que para lograr el crédito han puesto como garantía la casa de su familia y las tierras", asegura.

Es por ello que, durante los primeros meses que pasan en España, el dinero que muchos mandan a su país no es para su familia, sino para pagar la deuda con el chulquero. A menudo, el dinero que envían únicamente alcanza para pagar los intereses.

Muchos inmigrantes tardan varios años en saldar la deuda, con lo que acaban pagando dos y tres veces la cantidad que pidieron. Y eso en el mejor de los casos, pues si el inmigrante no consigue trabajo o gana tan poco que no es capaz de pagar la deuda, las cosas se complican mucho para su familia. "Si su viaje no es exitoso llega la catástrofe", cuenta Vázquez. Primero son las amenazas a la familia. "Si no paga, el chulquero le quita la casa y las propiedades".

"La gente de Cuenca --explica Vázquez-- está conmocionada al ver como familias enteras lo han perdido todo. Muchas abuelas, que se han hecho cargo de los niños de su hijos emigrantes, se han quedado en la calle".

No hay cifras de cuántos están en manos de usureros pero los que conocen la comunidad saben que la mayoría ha pagado o aún paga al chulquero. "Casi todos los inmigrantes han tenido que endeudarse para poder venir", señala Mónica Gortayre, la presentadora del programa Añoranzas de Radio Kanal Barcelona, dedicado a los ecuatorianos.

La radiofonista explica que muchos oyentes que llaman a su programa "comentan los problemas para pagar la deuda" con el chulquero, término que procede de chulco, que en quechua quiere decir negocio.

DESCONFIANZA Los chulqueros tienen otra modalidad que consiste en prestar una cantidad al inmigrante, que paga 100 o 200 euros al mes. Pero esos pagos no amortizan nada y debe hacerlos hasta que, de una tacada, devuelva todo lo que le prestaron. Gortayre, buena conocedora de los inmigrantes ecuatorianos, explica que "la actividad del chulco ya ha llegado a Cataluña".

Si el interés es tan elevado, ¿por qué recurren a los chulqueros? La respuesta está, según Pedone, en que los bancos en Ecuador, para dar un crédito, ponen condiciones que muchas de las personas que quieren emigrar no pueden cumplir. En cambio, el chulquero plantea muchas menos exigencias.

Otra razón es que los ecuatorianos no confían en el sistema bancario de su país. "Ecuador --dice Pedone-- tuvo un corralito antes que Argentina y mucha gente que tenía sus ahorros en los bancos lo perdió todo". Sin embargo, esta especialista ha constatado que muchos inmigrantes cuando salen adelante prestan dinero a mucho menor interés a sus compatriotas para que puedan saldar su deuda con el chulquero.