Mi destino es el que yo decido, el que yo elijo para mí. ¿A quién le importa lo que yo haga? ¿A quién le importa lo que yo diga? Yo soy así y así seguiré. Nunca cambiaré". Han pasado 18 años, pero esta canción --compuesta por dos hombres homosexuales en 1986 y llevada a la gloria por Alaska-- sigue viva. Su letra es toda una declaración de intenciones. Ayer por la tarde, una vez más, se convirtió en el grito unánime de los centenares de miles de personas --un millón, según los organizadores-- que acudieron a la manifestación del orgullo gay en Madrid.

Este año, el lema era Ahora sí , en referencia a la intención del Parlamento de aprobar los matrimonios entre personas del mismo sexo. En primera fila, cómo no, estaban los representantes de los partidos de izquierda, los sindicatos y las ONG. También había, por supuesto, hombres musculosos en tanga y travestis con kilos de maquillaje. Estos son los que primero acapararon la atención de los fotógrafos. Pero había muchos más. Por ejemplo, Lucía, una madrileña de 32 años que prefirió no salir en las fotos porque pretende adoptar un niño.

Al igual que sus compañeros, Lucía se mostró "encantada" con el anuncio del Gobierno socialista de aprobar los matrimonios entre personas del mismo sexo. Ella, que tiene pareja y ya ha concebido a un niño por inseminación artificial, asegura que "por fin" el Gobierno "está a la altura de la sociedad".

Lucía no lleva pancartas, ni grita, ni su apariencia es la de una mujer macho. "Mucha gente piensa que todos somos como los que salen en las fotos, pero esto es sólo anecdótico. Responde, simplemente, a que el colectivo homosexual ha usado siempre el humor para combatir la discriminación".

39 AÑOS DE FIDELIDAD Luis González tampoco responde al cliché gay. Tiene 60 años y lleva 39 con la misma pareja. Ambos se casarán en cuanto la ley sea una realidad. Luis nunca tuvo problemas en la dictadura de Franco, pero uno de sus amigos, Javier, fue arrestado en la calle por mirar el pene de otro hombre. Le acusaron de "invertido".

Tras ocho años del Gobierno del PP, la manifestación de ayer sorprendió por su cordialidad. Nadie se metió con el Ejecutivo. De hecho, horas antes de la manifestación, los dirigentes del colectivo homosexual entraron por primera vez en la Moncloa. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, mantuvo con ellos una reunión "histórica".