El planeta no aprende. Mientras el norte alimenta a su ganado con cereales, el sur ayuna. Pero no todo es cuestión de alimentos. Tras el hambre hay sequías, sida y desinterés de los políticos. El último informe de la FAO, hecho público ayer, repasa la cuestión.

RETROCESO El director general de la FAO, Jacques Diouf, asegura que el número de desnutridos en el mundo en desarrollo "no está disminuyendo, sino que aumenta". En el último informe anual de esta organización de la ONU, Diouf subraya que en la primera mitad de los años 90 "el número de personas crónicamente hambrientas disminuyó en 37 millones; pero desde 1995 esa cifra ha crecido en más de 18 millones".

La realidad actual la conforman 842 millones de seres desnutridos, de los que 10 millones viven en los llamados cuartos mundos de los países ricos, 34 millones en los países en transición a una economía de mercado y 798 millones en los países pobres. La única región que ha mostrado progresos es América Latina y Caribe.

LAS CAUSAS ¿Por qué hay población que pasa hambre? La respuesta, que no es única, puede hallarse en aquellos países que han reducido su tasa de famélicos: el sector agrícola creció, la demografía se estabilizó, los niveles de infección por VIH se mantuvieron bajos y la sequía no hizo estragos en el territorio. Diouf añade aún un factor más: "A veces, el problema no es tanto la falta de unos alimentos como de voluntad política".

LULA GANA ADEPTOS Cuando el presidente del Brasil, Lula da Silva, se comprometió a erradicar el hambre en el final de su mandato, empezó a romper moldes. Hasta ese momento, excepto las ONG que trabajan con los hambrientos, los políticos parecían entender que el hambre es fruto de la calamidad. Lula, con su proyecto Hambre Cero, demuestra que si se quiere, se puede. Y el mensaje ha calado. Sierra Leona, por ejemplo, se ha fijado la meta de eliminar el hambre en el 2007.