Cuando se le pregunta por su afición a los coches, Francisco Javier García Rodríguez recuerda inmediatamente que su padre era taxista en la parada de San Juan. El no siguió sus pasos, es administrativo, pero no renunció a tener su propio parque móvil, aunque fuese en miniatura. A los diez años comenzó su colección y con 58 tiene un millar. La mayoría los ha conseguido en los concesionarios oficiales de cada marca --en España y el extranjero, donde los solicita por Correos--, pero también se ha hecho con ellos en jugueterías o a través de los coleccionables de algunas editoriales. "Muchos los he comprado, pero otros me los han regalado familiares y amistades que conocen mi afición", cuenta.

Sus coches son de distintas épocas, tamaños y colores. El más antiguo de su colección es Hudson americano de 1924, "con capota y las ruedas de repuesto en las aletas", describe. También tiene un Mercedes biplaza de los años 20 y otros modelos actuales, como un BMW X5 o un Mini, "que tiene música y se le abren las puertas". Francisco Javier asegura que aunque algunos puedan parecerlo, no son juguetes, sino piezas de coleccionistas con precio. El último que ha adquirido le ha costado unos 50 euros. "No es una afición barata", apunta.

En su vida real, este pacense también ha tenido muchos coches. De algunos de ellos tiene réplicas en miniaturas, como el Seat 600 o un Alfa Romeo. ¿Cuál es su preferido? "Un Citroën modelo Pato, porque hace muchos años había taxis así en Madrid, negros con la franja roja. Lo fabricaba Burago y me encanta porque está muy bien conseguido, se abren las puertas y el volante es movible", explica.

A pesar de tener mil modelos, siente que su colección está todavía incompleta. Por muchas gestiones que ha hecho, nunca ha sido capaz de dar con un Fiat Balilla, uno de los que tuvo su padre cuando era taxista en la parada de San Juan, en los años treinta. "Escribí a la Fiat, he buscado por muchos sitios, pero me dicen que ya no lo tienen", lamenta.

¿Dónde duerme su parque móvil? Algunos reposan sobre estanterías, pero la mayoría los tiene guardados en cajas. "Me haría falta una habitación más en casa para poder tenerlos todos a la vista", cuenta.

Francisco Javier García completa su colección de coches con pins de todas las marcas, mascotas como la de Jaguar o el escudo de la Real Federación de Automovilismo, que le envió el propio Marqués de Cubas, además de cientos de revistas de automoción. El millar de coches en miniatura no le parece suficiente a este coleccionista pacense, que asegura que continuará sumando piezas a su colección mientras pueda. De momento nunca las ha expuesto, y aunque no lo descarta, ahora prefiere que sus coches sigan aparcados entre las paredes de su casa.