Hola Sergio, ya hace casi 2 meses que ese maldito destino quiso que nos dejaras y hoy quiero seguir recordándote en estas pequeñas líneas que me ofrecen para ti.

Quiero decirte que aquí en el barrio, donde todos los de nuestra quinta nos vimos crecer, te seguimos echando de menos y mucho en falta, y todos haciéndonos esas malditas preguntas que uno a sí mismo se hace y no le encuentra respuesta.

Decirte también que tu novia ya está muy gordita y que esa semilla que dejaste pronto verá la luz.

Sabes, cuando el destino te arrancó de entre los tuyos, todos los que te conocimos no lo queríamos creer porque nada ni nadie le encuentra esa maldita respuesta a esto.

Yo personalmente quiero decirte que no hay ni tan solo un día que no me acuerde de ti y que siempre vendrás conmigo allá donde yo vaya, porque las personas buenas, humildes y sencillas como tú siempre han de llevar un sitio en cada uno de nosotros porque creo que es lo que realmente hace que te sigamos sintiendo aquí.

Y aunque la vida continua, sigo pensando lo mismo, a veces no es nada justa, y para ti sí que no lo fue, pero estoy seguro que allá donde estés sí lo estará siendo porque tú eras ese vecino y amigo que te dabas a querer por tu forma tan sencilla de llevar tu vida y de ayudar a los tuyos en cualquiera de sus momentos difíciles.

Bueno amigo, aquí me despido y espero que pronto puedas leer mi carta, aunque creo que seguro que ya lo estarás haciendo porque sé que tú estás, ahora y más que nunca, cerca de todos nosotros y de los tuyos. Un abrazo y hasta siempre amigo.

Maximino Rubio Nevado