TDta gusto ir al cine en Badajoz. Ponen las mismas películas que en Cáceres, el precio, 4.80 euros, es igual, pero las salas de proyección del centro comercial Conquistadores de la avenida de Elvas son más cómodas y modernas que las cacereñas. Tienen butacas ergonómicas con un respaldo que llega bastante más arriba de la coronilla, el espacio entre asientos es amplio y, sobre todo, las filas están dispuestas en graderío elevado, como en los pabellones polideportivos y estadios de fútbol, de tal manera que aunque se te siente delante Jiri Okac, puedes ver perfectamente la película sin que nadie te moleste. Asistí en el cine Conquistadores a la proyección de la última creación de Almodóvar, La mala educación , y me pareció una película tan flojita como si la hubiera visto en Cáceres, aunque eso sí, la comodidad alivió mi frialdad.

Pero si Badajoz gana a Cáceres en la modernidad y comodidad de algunas de sus salas cinematográficas, la situación se invierte a la hora de asistir a misa. En la capital cacereña está a punto de inaugurarse uno de los templos más revolucionarios de España. Está en el barrio de Nuevo Cáceres y según explica en la revista Ars Sacra su arquitecto, Ignacio Dols Juste, contará con un palco infantil, es decir, "una estancia acristalada e insonorizada para que los padres con bebés puedan seguir el Oficio sin perturbar el recogimiento general". El Badajoz de toda la vida es Carnaval, el Cáceres eterno es Semana Santa. Badajoz innova en ocio, Cáceres innova en religión. Dos ciudades, dos mundos.

*Periodista