La mitad de las personas transexuales anulan o retrasan sus citas médicas para evitar sentirse discriminadas en la consulta, según una encuesta realizada por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales y Médicos del Mundo. La muestra de personas que han contestado al cuestionario on line es pequeña pero heterogénea y ratifica lo que ya habían concluido otras investigaciones: que el «sistema público de salud no ha incorporado la diversidad y sigue abordando la transexualidad desde una perspectiva binaria, de hombre o mujer, o estereotipada, lo que hace que muchas personas no acudan a las consultas porque sienten que no se comprenden sus necesidades», subrayó la psicóloga Inmaculada Amador, responsable del área en Médicos del Mundo.

conclusiones del sondeo / Según la encuesta, el 20% anulan sus citas médicas por miedo a que no se les llame por su nombre sentido (el que representa su identidad y no el que aparece en los documentos oficiales), el 16% para evitar que se les falte el respeto y el 14% por temor a visibilizarse como personas trans. De hecho, casi el 30% de las personas encuestadas ya no va al médico nunca o casi nunca, ya que sienten que no son bien atendidas por la falta de formación del personal sanitario. Asimismo, casi el 70% de los participantes admiten que nunca han hablado sobre su salud sexual o la prevención de enfermedades de transmisión sexual con personal sanitario.

Ante esta problemática, ambos colectivos han diseñado la campaña Manual de instrucciones, que trata de sensibilizar y formar al personal médico a través de varios vídeos en los que se representan las situaciones discriminatorias más habituales que sufren los transexuales en los centros de salud, con unas sencillas pautas sobre cómo se pueden solventar.

«VERGÜENZA» / En la campaña participa Victoria, una transexual hondureña que sostiene que muchas veces ha pedido al personal sanitario que la llamen así y no Víctor, el nombre que aparece en su tarjeta sanitaria, pero «nunca» ha tenido éxito. Esto provoca que sienta «vergüenza» al ver como «cuchichean» los demás en la sala de espera.

La Federación LGTB reclama además que se modifique la ley que exige un diagnóstico médico de disforia de género para hacer un cambio registral de género, así como haber realizado dos años de tratamiento hormonal, ser español y mayor de edad.

El colectivo exige que se reconozca el «derecho de autodeterminación de género», es decir, que se les permita hacer el cambio registral con una simple petición, «sin un diagnóstico psiquiátrico» y sin someterse al tratamiento, porque muchos no pueden por motivos de salud.