TMte ponen las campañas electorales. En 1977 estudiaba en Salamanca y todos los compañeros de piso nos afiliamos a un partido. Nos dieron un R-5, un megáfono y dinero y nos dijeron que recorriéramos la provincia pidiendo el voto. No debimos de conseguir ninguno porque el partido desapareció al poco tiempo, ¡pero qué 15 días!

Aunque ninguna campaña supera a las del exministro Romay Beccaría. Las seguí durante 15 años y las añoro. Se recorría cada tarde-noche ocho pueblos de la provincia de A Coruña. En cada aldea, año tras año, se repetía la misma ceremonia: cohetes, discurso corto que acababa impepinablemente con esta frase: "El domingo no os quedéis sin ir a votar por ordeñar las vacas, no vaya a ser que luego os las ordeñen durante cuatro años los socialistas". Y finalmente, ¡la merienda!: pulpo, sardinas con cachelos, jamón asado, lacón, empanadas de berberechos, bonito, zamburiñas y carne, tartas de Santiago... Todo regado con vinos del país. Así, ocho banquetes diarios... Era maravilloso...

Las campañas en Extremadura no son tan gastronómicas. Sin embargo, el otro día descubrí en Santiago de Alcántara el mitin erótico. Me fijé en un bar lleno de carteles anunciando un acto del PP. Se llamaba El Refregón . Me asomé y descubrí la razón de tan curioso nombre. Resulta que entre la barra y la pared hay un espacio mínimo y los clientes, qué remedio, se refriegan con denuedo cada vez que pasan. Así que entre al Refregón y oye, no daban pulpo, pero daba gusto.

*Periodista