El barro rojo tóxico que ha provocado la muerte de varias personas en Hungría y que amenaza con contaminar los países por los que discurre el Danubio, ha puesto en alerta a las asociaciones ecologistas españolas y ha llegado hasta Extremadura.

Greenpeace asegura que en España existen cientos de balsas mineras con cierta similitud con la húngara. Entre ellas cita a Agua Blanca, en Monesterio, de donde se extrae principalmente níquel, cobre, platino y paladio.

En el recuerdo de esta organización, como cita a este periódico su responsable de campañas de contaminación, Julio Barea, está Aznalcóllar. La rotura de uno de los muros de la balsa onubense descargó hace doce años cinco millones de metros cúbicos de aguas tóxicas en la comarca de Doñana.

Pero tanto Barea como el coordinador de Ecologistas en Acción en Extremadura, Juan Carlos Giraldo, no ven ahora mismo un paralelismo ni con lo que ocurrió en Aznalcóllar ni con el desastre húngaro, si bien alertan de lo que pudiera ocurrir en el futuro si se rompieran los muros de la balsa.

Giraldo afirma que la situación de balsa de lodo de la mina Agua Blanca "no es alarmante a corto plazo, ya que es una balsa nueva y su estado ahora mismo podemos calificarlo de bueno".

Sin embargo, el peligro de la balsa es su situación, ya que está en la parte alta de la cuenca hidrográfica que da a la ribera de Cala. Las aguas de este río vierten al embalse Jergel, uno de los tres que abastecen de agua potable a Sevilla.

De momento, desde Ecologistas en Acción señalan que cuando ha habido vertidos, debido a que con el exceso de lluvia la balsa ha rebosado, como ocurrió este invierno, "tanto la Administración como la empresa han asegurado que no ha habido contaminación porque eran lodos inertes, aunque les hemos pedido que nos muestren esos análisis y no lo han hecho".

Las poblaciones cercanas, como es el caso de Monesterio o Cala, no corren ningún riesgo ante un hipotético vertido dada la situación de la mina, aunque sí las miles de familias que viven en la provincia de Sevilla.

Tanto desde Greenpeace como desde Ecologistas en Acción de Extremadura reclaman a las autoridades un mayor control de las instalaciones mineras y recuerdan que cuando finalice el periodo de explotación, la balsa de lodo será "tres veces el embalse de Tentudía".

Giraldo solo vería seguro unas paredes de hormigón para evitar que una catástrofe rompiera la balsa, "pero eso sería tan costoso para la empresa que les haría inviable la extracción de minerales, por lo que se limitan a recrecerla con el material que extraen de la mina".