El montañero vasco Roberto Rodrigo, que fue rescatado con vida tras estrellarse el helicóptero en el que viajaba en Tayikistán, permanece hospitalizado en Dusambe, la capital del país, aunque su situación es estable y su pronóstico reservado. En el 2001, tras coronar el Lhotse (8.516 metros), en el Hilamalaya, la cuarta montaña más alta del mundo, muy cercana al Everest, perdió por congelación parte de 18 dedos entre pies y manos.

El Consulado español en Astana (Kazajistán) ha trasladado esta información a la familia del montañero, con quien aún no ha podido contactar, y no conoce más detalles sobre las heridas que sufrió en el accidente del helicóptero, en el que viajaban otras 17 personas, cinco de las cuales fallecieron.

En observación

Según han indicado a Efe fuentes próximas a la familia, el montañero natural de Barakaldo (Viczaya) se encuentra en observación y se espera que el hospital civil en el que se encuentra ingresado junto al resto de los heridos facilite un parte médico esta mañana.

El helicóptero, un Mi 8, se estrelló el pasado domingo a una altura de más de 7.000 metros en la cordillera del Pamir, en Tayikistán, cuando transportaba a un grupo de alpinistas desde el pico Ismail Samani, uno de los más altos del mundo, según confirmaron las autoridades tayikas.

Los fallecidos

Tres alpinistas rusos y dos miembros de la tripulación, ciudadanos de Tayikistán, murieron en el accidente, y los supervivientes fueron trasladados a varios hospitales. Al parecer, el mal tiempo en la zona fue la causa del accidente, y también la razón por la que la operación de rescate tardó más de 24 horas en llegar.

El pico Ismail Samani, de 7.495 metros, es el más alto de Tayikistán y también lo fue de la Unión Soviética. Roberto Rodrigo, nacido en Barakaldo en 1969 y perteneciente al Club Alpino Turista de esta localidad vizcaína, es un montañero con gran experiencia que en 2011 subió el Lhotse, la cuarta montaña más alta del mundo. En el 2006 logró su primer ochomil, el Broak peak; en el 2001 fue cuando consiguió el Lhotse (8.516 m), aunque la bajada se complicó, perdió momentáneamente la vista y tuvo que permanecer dos meses ingresado en el Clínico de Zaragoza, donde perdió por congelación 18 dedos entre pies y manos.