"La avalancha la generamos nosotros mismos por un tema de cómo la nieve se apelmaza". Así ha relatado el único superviviente del accidente en el Nevado Mateo del Perú, Pablo Belmonte, lo que ocurrió el pasado domingo mientras escalaban en la Cordillera Blanca de los Andes centrales.

En una entrevista en la cadena SER, Belmonte ha asegurado que está muy afectado por la muerte de sus tres amigos y el guía, pero "agradecido" por la "oportunidad" que le ha dado la montaña.

Según ha explicado, deberían haber dado la vuelta al comprobar que la situación era complicada en la cima. Hacía sol desde hacía una semana y se había formado una capa de hielo bajo la nieve virgen. Además, había una tormenta eléctrica e iban cargados con muchos hierros. "Ni siquiera nos sacamos la 'foto finish' porque no teníamos cojones de sacar los móviles por los rayos", ha asegurado antes de añadi: "Decidimos bajar prácticamente corriendo".

Fue entonces cuando uno de los cuatro, que iban atados con una cuerda, resbaló, provocando la caída del resto: "No sé bien quién resbaló primero, a mí me embistió uno y yo a otro. Ahí generamos la avalancha que nos atrastró, yo iba segundo", ha continuado, al tiempo que ha destacado sus infructusos intentos por frenar ayudados por los piolets.

"EXCURSIONISTAS HIPPIES"

El joven ha apuntado que sus compañeros estaban inconscientes pero no murieron inmediatamente después del accidente. Los tres montañeros catalanes murieron antes de que llegaran las fuerzas de rescate. Según Belmonte, el guía incluso se puso de pie, pero perdió la vida durante el traslado.

"No somos deportistas de élite, somos unos excursionistas hippies y más de una vez hemos bajado rodando de culo o corriendo", ha remarcado. "El problema es que no solo era nuestro peso, sino también la nieve que estábamos desplazando. Era como si te metieses en una lavadora o como cuando se te lleva una ola", ha indicado el montañero, que ha añadido que el avalancha fue larga, como medio minuto de caer sin parar.

Belmonte está ahora en un hostal recuperándose de las contusiones, especialmente en la espalda. Sin embargo, ha explicado que su casco está intacto a pesar de la caída. El joven no perdió la conciencia en ningún momento y cuando terminaron de caer se levantó para chocar la mano de sus compañeros, pensando que estarían bien.

Fue entonces cuando se dio cuenta de la situación, cortó la cuerda y los colocó en situación lateral de seguridad. Entonces se acercó a una roca desde donde se veía una carretera y pidió ayuda. A gritos pudo comunicar con un hombre que fue corriendo a buscar ayuda. Pidió ayuda por primera vez a una y media o las dos, pero también una segunda vez hacia las seis, justo cuando los equipos de rescate ya estaban llegando.

UNA MONTAÑA PARA "PRINCIPIANTES"

Belmonte ha subrayado que el Nevado Mateo es una montaña para "principiantes", y de hecho era una preparación que hacían para otra cima más difícil, "una excusa para practicar la escalada en hielo" . También era la primera vez que contrataban un guía. Hacía ocho meses que viajaban por Latinoamérica. Durante el camino se detuvieron en el glaciar a practicar y jugar. En este punto, ha reconocido que quizás debería haber hecho más vía hacia arriba, o en todo caso dar la vuelta al ver que la situación era "complicada" en la cima.

De todos modos, no ha querido buscar culpables, y ha asegurado que otras veces les ha salvado precisamente ir tarde. "Si no hubiera caído uno, hubiera caído otro o un rayo. Cuando estás en la montaña sabes que te estás exponiendo", ha dicho.

El joven de 26 años ha apuntado que sus compañeros eran amigos de la escuela, compañeros de montaña y de excursiones. La primera la hicieron con 16 años, cuando hicieron el Camino de Santiago en bicicleta. Belmonte se quedará unos días en Perú acabándose de recuperar. Reconoce que el momento más difícil será cuando vuelva a Barcelona. La última imagen que tiene de sus amigos, dijo, es una sonrisa. A pesar de todo lo que ha pasado, ha asegurado que volverá a la montaña.