Interminable resultó la corrida de ayer, y casi podríamos decir de anoche. Eran casi las veintidós horas cuando Juan Mora y Emilio de Justo salían a hombros. Primero la picaresca de retrasar casi diez minutos el reloj de la plaza. Después se devolvieron dos toros y hubo vueltas al ruedo, con y sin orejas, que fue lo mejor del festejo pues la corrida de El Pilar, salvo el quinto, dejó mucho que desear en cuanto a casta y bravura.

Estrecho de sienes, muy agradable por delante, terciado el toro que abrió el festejo. Juan Mora lo lanceó a la verónica con desmayo. Bueno el remate de la media verónica en el quite. Toro que iba hacia delante en banderillas.

Un torito noble pero muy justo de fuerzas, de muy poca transmisión. Bello el comienzo de faena del placentino alternando el pase de la firma y la trinchera. Perdía las manos el animal y Juan Mora, sin molestarlo, lo llevó hacia delante componiendo la figura, especialmente logrados los naturales cuando el toro tomaba los adentros. Cariñoso el público con un torero que hace el toreo con mucho sabor. Saludó.

Acapachado el segundo, se acostó el animal por el pitón izquierdo y cogió a Emilio de Justo en el recibo capotero. Voltereta muy aparatosa, con paliza pero sin consecuencias. Se rompió una mano el toro en banderillas y fue devuelto.

Hecho cuesta arriba el sobrero, estrecho de sienes y astifino. Un astado que se empleó en el caballo. Dos entradas, señalada en la segunda.

Toro que llegó casi mortecino a la muleta. Iba y venía con poco recorrido y sin humillar. Así lo entendió el de Torrejoncillo, que le corrió la mano con suavidad y a modo de las condiciones del de El Pilar. Faena pulcra a los acordes del pasodoble Manolete.

Acapachado, cornicorto y hecho cuesta arriba el segundo sobrero que hizo tercero. Toro sin fuerzas ya de salida y protestado. Buen quite a la verónica de Juan Mora, corría las manos con suavidad, de muy buen concepto la media de remate.

Algo insólito, Juan Mora subió al tendido a brindar su toro a Antonio Ferrera. Gran detalle, comenzó la faena a media altura andándolo hacia el tercio. En redondo, sin obligar al animal, mucha suavidad en la muñeca, lo que hacía ir al astado a más. Al natural, las mismas premisas, faena muy ligada y asentada, relajada la figura. El Juan Mora de siempre, con la estetica de siempre, y tan personal como ayer.

Abrochado de cuerna, alto y trotón el cuarto. Sin emplearse en el capote de Emilio de Justo, lances desiguales, buena la media que este torero prodiga y da con un sabor muy personal. Bello también el quite por chicuelinas.

Brindis al público y logrado el comienzo de faena, llevando al toro hacia delante a media altura. En redondo con la diestra, serie rematada, magníficos los pases de pecho. Una segunda tanda en la que lo llevaba largo. Hermosa la trinchera de remate a los compases del pasodoble Puerta Grande. Menos recorrido por el otro pitón, Emilio tiraba de él. Faena de buen compás y mucha torería, a más, que fue tomando cuerpo por la calidad que el diestro imprimía a su toreo. Soberbios los dos pases de pecho finales en la última tanda con la diestra. Trasteo muy largo, gran estocada y muerte del toro sin puntilla.

Montado el quinto, cornicorto y estrechito de sienes, rompió en dos sitios diferentes las tablas de la barrera y no se dejó torear por Juan Mora con el capote. Es propio de este encaste no tomar bien el percal de salida.

Bellísimo y muy efectivo el inicio de la faena de Juan Mora. Doblones sometiendo al toro, que le respondía con una embestida enclasada, seguía con celo una muleta que le hacía ir a más, vertical el torero, corría con delicadeza la mano. En eso que sonaba el pasodoble Nerva y ante el solo de trompeta Juan paró la faena. Hizo bien en un pasodoble en el que la banda se erige en protagonista. Bellísimos los ayudados finales y como este toreo lleva la espada de verdad desde que inicia la faena, cobró una casi entera que dio muerte a un burel que hizo honor a su bravura hasta el final.

Largo y alto el sexto, fino de cabos, que se dejó lancear por el piton derecho por Emilio de Justo. Más reunido que sus hermanos. Bien picado en una única vara.

Brindis de Emilio de Justo a Juan Mora. Comienzo de faena de rodilla genuflexa llevando al burel hacia delante. A media altura, tanteaba al animal, que tenía poco recorrido y no humillaba. Había que tirar de él y Emilio comenzó a hacerlo. Sacaba muletazos alegrándolo con la voz, sin que la faena, muy voluntariosa, terminara de levantar el vuelo.

A hombros dos toreros cacereños que hacen un toreo de gran calidad.