El pistolero que ayer a media tarde irrumpió a tiros en un domicilio de Terrassa estaba lanzando un ataque contra un grupo de cinco hombres, todos georgianos, reunidos en su interior. Tenía claro a dónde iba y disparó a matar. Los Mossos investigan la pista de la mafia georgiana, entre otras hipótesis.

Los dos que cayeron muertos recibieron sendos disparos de bala en la cabeza. Tenían 32 y 46 años, según han logrado averiguar los trabajos de identificación realizados por los Mossos d’Esquadra.

Los otros tres ocupantes de piso lograron escapar. Saltaron por el balcón hasta la calle y echaron a correr. Cuando las primeras dotaciones policiales, alertadas por un vecino, llegaron al domicilio, allí ya solo encontraron tendidos en el suelo los dos cuerpos sin vida de dos de los georgianos. Ni rastro de los supervivientes, ni tampoco del autor de los disparos.

A los supervivientes no tardaron en localizarlos. Presentaban heridas leves, que posiblemente se hicieron durante su huída desesperada. Los Mossos los detuvieron, los identificaron, escucharon su versión de los hechos y los trasladaron a la comisaría de Granollers, sede del Área de Investigación Criminal de la Región Metropolitana Norte, que afronta el reto de resolver este doble crimen.

Tras prestar declaración, no quedaron en libertad. De hecho, según ha podido saber este diario, los tres seguían este martes a mediodía en dependencias policiales porque los investigadores siguen sin ver claro qué papel han jugado. Tratan de reconstruir el rompecabezas del ataque y lo hacen cuestionándoselo todo. También la versión de estas teóricas víctimas.

De momento, y a pesar de que las pesquisas se hallan bajo secreto de sumario y en su fase más inicial, la explicación que parece cobrar más sentido es que el atacante actuara para saldar un ajuste de cuentas pendientes con los muertos.

Por eso la policía catalana trasladó a los vecinos que viven en la calle Nàpols, asustados por la noticia y atónitos ante el despliegue de seguridad y mediático que asediaba sus domicilios hasta bien entrada la noche, un mensaje de tranquilidad: No debían “preocuparse” porque el asaltante no había elegido este piso al azar sino que iba a por sus inquilinos.