Extremadura es la región española con más pasos fronterizos por carretera. Con la nueva calzada de Zarza la Mayor a Salvaterra do Estremo, ya son 12, mientras que Galicia y Navarra cuentan con 11. Estas rutas que unen España y Portugal por nuestra región están bien asfaltadas, son anchas y estupendamente trazadas. Sólo hay una carretera transfronteriza que avergüenza, es la que une Mourao con Villanueva del Fresno. Desde la población pacense hasta la frontera, no hay nada que objetar a una calzada ancha y bien asfaltada, pero en cuanto se cruza la raya, se convierte en una senda, en una vereda, en un camino de curvas mal peraltadas, asfalto cuarteado y estrechez extrema. El cambio es tan brutal como inexplicable el menosprecio luso por esta carretera.

Pero lo más grave es que la ruta no es baladí, sino estratégica. Por ella circulan decenas de camiones portugueses que traen chatarra para la siderurgia de Gallardo en Jerez de los Caballeros. Grandes vehículos cargados con metal desguazado convergen desde todo Portugal en Mourao para seguir por Villanueva y Oliva hasta Jerez. El otro día coincidí con Segundo Píriz, vicerrector de Coordinación y Relaciones Institucionales de la Uex, que vive en Cáceres pero es natural de Villanueva del Fresno. Me narraba sus viajes por esa carretera con el alma en vilo porque en cualquier recodo te puedes encontrar con un tráiler enorme que ocupa toda la calzada de esta ruta interestatal inexplicablemente olvidada por las autoridades portuguesas.