--Escribir es una forma de descargarse del estrés de escuchar quejas constantemente?

--Son dos cosas separadas. Por suerte, cuando dan las tres me olvido por completo de lo que he hecho durante la mañana, salvo alguna excepción. Evidentemente, en algún momento escribir sirve para desestresarte del trabajo y de todo, aunque en mi trabajo, a veces también tengo que reordenar lo que me cuentan, como si fuera un cuento o una ficción, pese a ser real.

--¿No cree que una oficina de atención al consumidor daría para ambientar un cuento?

--Daría, pero en la práctica creo que no he utilizado nunca las historias, ni siquiera personajes y mira que pasan a veces personajes curiosos. Nunca he aprovechado cosas de la oficina porque me da la sensación de que lo que escribiría sería un anecdotario, no ficción.

--¿Trabajar recibiendo quejas todo el día no es de masoquistas?

--No es que sea masoquista es que no te queda otro remedio, aunque a veces sí puede llegar a cansar porque incluso no siempre la gente que viene tiene razón, a veces porque no lo saben o a veces porque no la tienen y los peores son los que no saben tener razón.

--¿Qué le hace sentir mejor, resolver una reclamación o escribir un cuento?

--Ponerme a escribir. Para mí la oficina es puro trabajo, aunque evidentemente es satisfactorio cuando ves que las cosas dan un fruto y solucionas cosas, pero la oficina para mí es obligación, no vocación, aunque mi trabajo procuro hacerlo lo mejor posible, pero escribir y otras actividades me satisfacen más.

--¿Usted es de los que reclaman por todo?

--No, yo no reclamo. Es raro porque tienes que aconsejar a la gente a hacer cosas que tú en la práctica no haces. Tengo que educarles en que no se cayen y hagan valer sus derechos y yo habitualmente soy muy transigente. Es un poco contradictorio.

--Pero a la hora de reclamar, parte con ventaja. Escribir ha sido como tirarse a la piscina?

--No porque no es una cosa demasiado consciente sino que de momento llega. Yo llego a escribir primero porque he sido lector. Yo escribía de pequeño y adolescente así que la experiencia ya la tenía, igual que lees cuentos, se te ocurren cuentos.

--Hasta ahora solo ha escrito cuentos, ¿quizás porque está acostumbrado a que le cuenten cuentos?

--No, yo creo que porque se me hace grande de momento una novela, aunque a medio o largo plazo sí que me gustaría hacerlo. He empezado por cuentos por prudencia y porque me parece una forma más asequible de acercarse a historias que quieres contar y de ir aprendiendo.

--¿Las empresas le echan mucho cuento cuando reciben quejas?

--Sí, pero yo intento ser imparcial. Los consumidores también a veces cuentan cuentos.

--¿Y usted?

--No, no y me gusta dejarles claro las limitaciones de la oficina y las posibilidades que hay de que la mediación pueda dar fruto.

--Algún libro que recomiende?

--Relatos relámpago , que es una antología de relatos breves de la Editora Regional y también La frontera que nunca existió .