Un menor de 17 años, que hacia una travesía con un grupo de excursionistas catalanes en la zona de Monte Perdido, en el Pirineo de Huesca, murió ayer al caer en una grieta, entre una pared y el glaciar de la montaña.

Según han informado hoy a Efe fuentes de la Guardia Civil, el accidente se produjo sobre las 16,50 horas, cuando los 21 excursionistas catalanes, entre los que se encontraban 4 monitores, andaban junto a una "rimalla", tipo de grieta que generalmente está cubierta por una fina capa de nieve que impide su visión.

Las fuentes explicaron que la víctima, de Barcelona, cayó en la grieta con dos de sus compañeros, que pudieron salir por sus propios medios con contusiones leves y dar la alarma al resto de compañeros de la expedición. Los monitores informaron de forma inmediata al servicio de emergencias del 112 de Aragón al no poder conseguir que el tercer joven implicado en el accidente diera señales de vida desde el fondo de la grieta en la que había caído.

Los especialistas en rescate en montaña de la Guardia Civil desplazados a la zona constataron que el menor yacía sin vida en una zona angosta de la grieta que le impedía cualquier tipo de movimiento, a unos diez metros de profundidad. Los agentes, con el apoyo del helicóptero del Cuerpo con base en Benasque, rescataron el cadáver, que se encuentra en el depósito de cadáveres de Boltaña, y procedieron a desalojar a los menores y los monitores del grupo, que se encontraban en un estado de gran nerviosismo.

Parte de los miembros del grupo fueron evacuados hasta el pueblo de Torla, donde los responsables municipales habilitaron un espacio para que pernoctaran once de los jóvenes, mientras que el resto se dirigieron al Refugio de Góriz para pasar la noche.

Los familiares de la víctima se encuentran en la localidad de Boltaña para hacerse cargo del cadáver, una vez que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de la zona termine la investigación del accidente.