El escultor Jorge Oteiza falleció ayer en San Sebastián, a los 94 años, tras más de dos meses hospitalizado a causa de una neumonía, dejando un "gran vacío" en el mundo de la cultura y el arte, muchos de cuyos representantes proclamaron al creador vasco como uno de los más grandes artistas españoles del siglo XX.

A mediodía, los restos mortales del artista se trasladaron al Palacio de la Música de la localidad guipuzcoana de Zarautz, donde residía. Allí quedó instalada la capilla ardiente. Nacido en Orio (Guipúzcoa) hace 94 años, está considerado como el "patriarca" del arte contemporáneo vasco y el principal referente de la escultura en España, como destacaron numerosos representantes del mundo cultural, social y político.

Artistas como Antonio López, Agustín Ibarrola, Julio López, Ricardo Ugarte, José Antonio Sistiaga o Gustavo Torner destacaron el peso de la obra de Oteiza y su influencia en el trabajo creativo de la segunda mitad del siglo pasado.

Jorge Oteiza, reconocido como el principal modernizador de la escultura y la estética vasca, fue un polemista irreductible que mantuvo un enfrentamiento personal durante tres décadas con el otro referente de la escultura vasca, Eduardo Chillida, hasta que zanjaron sus diferencias con un histórico abrazo en Hernani.

Escultor, poeta, arquitecto y ensayista, Jorge Oteiza ha merecido diversos reconocimientos como el Príncipe de Asturias de las Artes o la Medalla de las Bellas Artes por su exploración de los conceptos de espacio, tiempo, Dios y, sobre todo, el vacío.

Sus continuas discrepancias con el Gobierno Vasco finalizaron con la donación de su obra al pueblo de Navarra.