Su nombre abrió telediarios y desató una marea en la tele. Colapsó páginas de internet y tuvo importantes huecos en las radios. Ni la "prudencia" que pidió la Casa del Rey ni el "respeto" que solicitó la familia Ortiz impidieron el torbellino mediático a raíz de la inesperada muerte de la hermana menor de la princesa de Asturias.

La noticia se hizo pública a las 13.30 horas, pero tanto Zarzuela como la Moncloa se enteraron a las diez de la mañana. El padre y la madre de Erika conocieron la noticia mientras estaban trabajando. Igual ocurrió con Telma, la otra hermana de Letizia, que estaba en Filipinas.

La Casa del Rey no realizó ningún comunicado y se limitó a confirmar la noticia sin dar más explicaciones. Erika Ortiz --que tenía 31 años, una hija de 6 y había pasado dos meses de baja por estrés-- falleció en la casa en la que residía, la misma en la que vivió Letizia antes de casarse. El domicilio está ubicado en Valdebernardo, un barrio de nueva construcción en el sureste de Madrid. Allí la encontró su último novio.

Ávidos de noticias Hasta allí se acercaron unas 200 personas, entre curiosos y periodistas. Todos ellos estaban ávidos de noticias frescas. Sin embargo, se tuvieron que contentar con observar la salida del coche fúnebre pasadas las 16.30 horas.

El espectáculo organizado a las puertas de la casa resultó del todo incompatible con el "respeto" pedido por la familia. Los periodistas del corazón corrían desesperados detrás de cualquier policía para intentar averiguar algo. El comportamiento de los vecinos tampoco fue mejor. Algunos informadores tuvieron que padecer las impertinencias de muchos de ellos, que interrumpían los directos con gritos para poder tener su minuto de gloria en la tele.