El delegado en Sevilla de la Federación Andaluza de Caza en Sevilla, Manuel Luna, explicó ayer que la normativa en relación a la presencia de menores en cacerías es «confusa», y señaló que el suceso en el que murió el sábado un niño de 4 años en Guillena durante una cacería de jabalíes «se pudo producir por muchas razones». Luna se refirió a la normativa que está en vigor en Andalucía, aprobada por la consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio por decreto 126/2017, de 25 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Ordenación de la Caza en Andalucía. En esa normativa, «en la que hay muchos puntos no desarrollados», se especifica que «los menores de catorce años podrán acompañar a personas cazadoras en modalidades sin armas de fuego, bajo la responsabilidad de éstos, desarrollando todas las acciones inherentes al ejercicio de la caza». Luna ha indicado que en esas modalidades se engloban, entre otras, la caza con galgo o el «conejo diente», en la que se usan podencos, «que es el perro que coge al conejo finalmente», o modalidades en las que se usan trampas para cazar. En esos casos, se podría ir acompañado de un menor a la cacería, según la normativa, que especifica que entre los 14 y los 18 años sí podrían tener licencia de caza, pero siempre amparados por padres o tutores. Por todo ello, ha dicho que «habría que saber qué circunstancias han concurrido, pero podría ser un accidente fuera del puesto, o bien en algún momento en el que se esté manipulando un arma y se dispare de forma involuntaria». Manuel Luna ha dicho que, en el caso de una cacería de jabalíes como la que se organizó en la mañana del sábado en la finca de Guillena donde se produjo el suceso, suelen comenzar en torno a media mañana, a diferencia de modalidades «más madrugadores», de modo que el disparo se podría haber producido en la preparación y no en la cacería en sí. El niño fallecido fue enterrado en la tarde de ayer en el cementerio municipal de Écija, de donde era natural.