Una tragedia familiar ha ensombrecido las fiestas navideñas en la localidad catalana de Caldes de Malavella. Una mujer se quitó la vida el sábado tras matar presuntamente a sus dos hijas en una urbanización de este municipio. Se da la circunstancia de que la pareja sentimental de la madre, y progenitor de las dos menores, murió en un accidente de tráfico el pasado verano. El suceso ha causado una gran conmoción entre los vecinos de las fallecidas, que no se explican que la policía tardara tanto en entrar al domicilio donde se produjo el parricidio, cuando, a su juicio, hacía horas que había evidencias claras de que algo grave había sucedido.

Los Mossos entraron sobre las nueve de la noche del sábado en la casa unifamiliar y allí encontraron los cadáveres de las dos niñas, Wanda, de 4 años, y Alicia, de 9. Las dos pequeñas estaban estiradas sobre sus camas y ninguna presentaba signos externos de violencia. La madre, Esperanza Cortés, de 42 años, fue hallada moribunda y se la trasladó de urgencia al hospital Josep Trueta de Girona, pero falleció media hora después.

Vecinos de la familia explicaron que el sábado por la mañana ya habían avisado a la policía local de que algo muy extraño estaba pasando. No obstante, los Mossos no entraron hasta la noche, cuando una hermana de la fallecida que vive en Reus se personó en el domicilio de las víctimas para autorizar la entrada. Una vecina que ha preferido no revelar su nombre contó que el jueves tuvo que llevar a la madre a un centro sanitario porque se había herido en la barbilla tras caerse. "No noté nada extraño --señaló--, y tras dejarla en su casa no la llamé hasta el día siguiente, para ver cómo estaba".

AUSENTE DESDE EL VIERNES El viernes, Esperanza Cortés no contestó a ninguna de las numerosas llamadas, ni al móvil ni al teléfono fijo, y sus vecinos pensaron que se había marchado con las niñas. No obstante, comprobaron que el perro de la familia sí estaba en el domicilio, y que a veces se encendía y apagaba una luz. El sábado por la mañana sus sospechas se dispararon cuando un policía municipal les pidió que se pusieran en contacto con la hermana de Esperanza, que estaba preocupada porque no lograba contactar con ella. "Entonces vimos que la cosa iba en serio. Comprobamos que el coche estaba en el párking y que las niñas no habían ido al colegio el día anterior, por lo que deducimos que estaba en casa", dijo esta vecina, que es enfermera y entró con la policía.

Las siguientes horas fueron angustiosas para esta mujer, ya que la entrada en la casa no se produjo hasta la noche, cuando llegó la hermana desde Reus. "Las niñas estaban rígidas, es posible que hubieran muerto horas antes. Pero Esperanza estaba moribunda, igual si se hubiera entrado antes se le habría podido salvar la vida", lamentó.

Fuentes de los Mossos señalaron que estos datos se conocerán cuando tengan los resultados de las autopsias y destacaron que no pueden entrar "a la brava" en un domicilio, ya que se necesita un consentimiento o una orden judicial. "Hay una serie de garantías que se deben cumplir", insistieron.