Dominique Cottrez, la mujer de 45 años detenida el martes en Villers-au-Tertre, en el norte de Francia, por haber matado a ocho de sus bebés, entre 1989 y el 2006, y escondido los cadáveres, fue ayer acusada de "homicidio voluntario" e ingresó en prisión, mientras que su marido, Pierre-Marie Cottrez, quedó en libertad sin cargos. El juez de instrucción de Douai dio por buenas las declaraciones de la mujer, que aseguró que había conseguido que sus embarazos pasaran desapercibidos y que había cometido los infanticidios completamente sola.

Una de las razones que explican que lograra ocultar los embarazos es la gran envergadura de la mujer, cuya obesidad habría posibilitado que nadie se apercibiera de ello, ni siquiera su marido.