La Policía ha notificado dos multas a la mujer que se encadenó junto al Palau de la Generalitat para reclamar la exhumación de los supuestos restos mortales de su hija, muerta a las pocas horas de nacer en 1982 en el hospital Doctor Peset de Valencia.

Las sanciones se han interpuesto por ocupación de vía pública y otra relativa a parques y jardines, según ha señalado la propia mujer, Praxe Maxia, que ha insistido en que ella está situada fuera del parque.

Una acompañante de la mujer, miembro de la directiva de SOS Bebés Robados, ha asegurado que Praxe Maxia seguirá con su protesta "hasta que le hagan caso", abran los archivos y le den los datos y ha comentado que cuenta con el apoyo de media docena de personas de manera permanente y ha recibido la visita de miembros de Compromís, Esquerra Unida y el PSPV para interesarse por esta acción.

El abogado del colectivo, Enrique Vila, ha manifestado que se va a hacer "presión política" para que pueda permanecer en el lugar, en la plaza de la Virgen, donde ha instalado una tienda de campaña para pernoctar y reponer fuerzas.

Una de sus acompañantes, Elvira Murcia, ya llevó a cabo una acción similar el pasado diciembre cuando se encadenó a las verjas del Palau de la Generalitat para protestar por el retraso del Gobierno autonómico en el pago de las ayudas a la dependencia.

Además, esta mujer dependiente fue expulsada del pleno de Les Corts, donde se encontraba en la tribuna de invitados, la semana pasada por gritar para denunciar impagos.

"En el problema de los bebés robados está implicada la Iglesia y hay mucha gente involucrada. Si se destapa la caja de Pandora, saldrán muchas cosas", ha advertido Elvira Murcia, que ha expresado su apoyo "al cien por cien" a Praxe Maxia.

Según ha explicado, en el caso de su hija hay "muchas irregularidades" que la empujan a pensar que no está muerta, de ahí su intención de exhumar los restos, que fueron enterrados en una fosa común.

Praxe Maxia tenía 20 años cuando el 23 de agosto de 1982 ingresó en la antigua Residencia Hospital Sanjurjo (ahora hospital Peset), donde el mismo día se puso de parto y dio a luz a una niña, que nació con malformaciones, si bien ella no la recuerda de tal forma: "Vi a mi hija al nacer y no era un monstruito".

Su caso no es lo único que le ha llevado a encadenarse, según dice, porque "en España existen más de 300.000 bebés robados cuyos familiares quieren saber qué sucedió", y su intención es continuar encadenada hasta que obtenga soluciones.